El señor del almacén tenia una caja, parecida a una máquina fotográfica que podía
cambiar el estado de las cosas inanimadas y estas simplementes empezaban a moverse según su verdadera naturaleza y sus deseos.
Solo se debia apuntar con la caja el objeto y decir la palabra: moversis.
Una noche el señor apunto al viejo árbol que estaba plantado en el centro de la plaza del pueblo.
Sin pasar unos segundos, el árbol movio sus ramas y con las mismas saco sus raices fuertemente arraigadas a la tierra,
de pronto, mirando a una bandada de pajaros, agito sus ramas y voló con ellos hasta perderse en el horizonte.
Al otro día el árbol estaba plantado nuevamente en medio de la plaza.
Texto agregado el 18-08-2004, y leído por 130
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