Alegría mía. Musa. Tú, que todo lo sabes y lo que no sabes lo inventas, y aún asi, ignoras. Ignoras porque es imposible que sepas, porque si supieras, así como uno sabe, siente y conoce una realidad absoluta, estarías aquí.
O no. O soy solo yo, que a pesar de décadas viviendo en este mundo, he malinterpretado las señales del universo? La puerta que se cerró y la luz que me guió hacia tu presencia salvadora?
Yo te soñe la vida entera, y te seguí soñando incluso después de sumergirme por primera vez, en la inmensidad de tu mirada.
Desde siempre le rogué a los dioses. Y escribí mil canciones buscando tu nombre. Ahora tu nombre se enreda en cada suspiro que sale de mi boca y aún sin estar presente, formas parte de todo cuanto me inspira, me atrae y me toca.
Ahora es que entiendo, que tanto bolero no podía estar equivocado, cantando sobre un amor puro y apasionado. Más allá de lo autodestructivo y egocentrista, que fantástico es sentir que se quiere demasiado.
Pero esta no es una carta de amor,
porque soy incapaz de perpetuar toda su entrañable esencia, en un solo momento.
Estas palabras son nada más que el reflejo de un sentimiento que me invade y que me embriaga, al sentirte, Perfecto Sinaí, tan lejos y tan mío.
(Aina Rayo - 2013) |