Brindo por mí
Hoy busco algo de ternura, un poco de comprensión, quizás un tantito de reconocimiento a mi labor, no demasiado, lo suficiente para que mi pobre ego maltrecho se desenfade un poco, algo para levantar la moral alicaída en estos últimos días. Nada de flores (a pesar de que me encantan), nada de perfumes (aunque adoro sus aromas), quiero ver prados y flores silvestres, quiero sabor de mar, no quiero nada que ocupe espacio en la casa, necesito ser reconfortada, quiero tiempo libre, añoro la luz de sol, también bañarme de luna, brisa suave en mi pelo, muchas sonrisas buenas, verdaderas, sinceras.
Hoy quiero dulzura, un camino definido, alegría, amigos incondicionales, esos que están siempre a pesar de mi misma y de mis contradicciones, quiero ecos de música placentera, abrazos por montón muy apretados, besos, muchos besos, besos dulzones, besos cariñosos, besos deliciosos, muchos besos.
Hoy quiero levantarme tarde, estirarme mucho, ducharme con agua tibia, comer avena con miel, tostadas con mantequilla, hoy quiero mirar los rostros de los que amo como primer paisaje de mi vida.
Necesito cosas verdaderas, no quiero “cosas” que se acumulan inservibles sobre los muebles, quiero energía positiva, risas por montón, risas con recuerdos, risas con humor, risas que ahoguen por lo elocuentes y sinceras.
Hoy pido perdón por lo que no he hecho todavía, por lo que no haré a conciencia, por lo que hice y me arrepiento y sobre todo pido perdón por lo que no me acuerdo que hice.
Por último hoy quiero brindar por la vida, por las canas y las arrugas, por mis hijos, por sus logros que también son míos y por sus penas que siempre logran partirme el alma y por mí, porque cada cosa, cada momento, cada desacierto, cada confusión, cada lágrima, todo ha valido la pena.
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