PARA VERLA DORMIR EN CALMA. Ningún regreso es fácil, menos cuando faltan las palabras de bienvenida. Más si ahora la veo dormir calmada es porque algo debe haber cambiado. Su rostro distendido y el respirar sereno me lo confirma ya sin preguntar. Mi presencia alejará los malos pensamientos que perturban su descanso. Solo bastará mi mano sobre la frente en esta noche distinta para los dos. Velaré su precioso sueño. Mi niña tiene nuevamente a su padre en casa.
Texto agregado el 02-10-2013, y leído por 176 visitantes. (3 votos)