LA DAMA DEL MOLINO VIEJO.
(Sucedió en Juxtlahuaca).
La noche era oscura, los rayos del cielo se desprendían iluminando las paredes de adobe de las viejas casonas, el sonido de los relámpagos rompían el silencio de la noche, la dama vestida de negro, delgada, esbelta, con el pelo blanco y largo, arrastrando al suelo, caminaba lentamente por el empedrado de la calle Juárez, muy lentamente se deslizaba, como flotando, como una silueta lánguida, así iba desde el panteón municipal, hacia el centro del poblado, las mujeres y hombres, se encerraban temerosos en sus casas, pues el grito estremecedor de lamentos se confundían con los truenos y el sonido de la lluvia que caía sobre Juxtlahuaca, al llegar a la altura de los corredores de don Paco, en la avenida Nacional, se detenía un par de minutos, su mirada perdida volteaba a todos lados y giraba sobre su izquierda, continuando su camino por la Avenida Nacional, hacia el sur de la población, su paso lento era de una muerte viviente, sus gritos se escuchaban a quinientas varas a lo lejos, así travesaba por la calle, el barrio de Santo Domingo, llegando hasta el rio grande, este no la detenía, aunque la corriente era de lo más brava y fuerte, con facilidad y como flotando en las aguas, cruzaba al otro lado, los vientos de la tormenta movían los grandes y viejos ahuehuetes, la tretica figura continuaba su avance, así en medio de la tormenta desatada con toda su furia, llegaba a las ruinas del Viejo Molino, donde se internaba en sus viejas ruinas, se decía que era el alma en pena, de doña Lina, rica esposa del hacendado que mando construir el Viejo Molino y que murió en una noche de tormenta cuando se desbordo el Rio Grande, otros decían que era la “Bandolera” mujer que había muerto un sábado de Gloria, después de haber sido despreciada por el hacendado, lo cierto es que nunca se supo, porque la mujer aparecía en las noches de tormenta…
Rey Cimba. ©
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