Inicio / Cuenteros Locales / ateo / puño de piedra (un cuento de Mala Concha)
La Mala mordía la almohada mientras el pibe tigre le metía el puño por el culo de costado. Gemía despacito la Mala para no despertar a la otra perra que se había cogido al pibe tigre hasta hacia un ratito cuando se terminó la cocaína y su conchita ya chorreaba gran parte del rio de la plata y la Mala le sorbía el flujo y la orina a ella y al pibe tigre que quería verla ahí agachada entre sus piernas, saboreando pis y humillada, con los ojos brillantes de gozo. Entonces la Mala, mordiendo la almohada para no despertar a la otra perra que dormía después de toda una noche de cogida y cocaína chorreando de su conchita jugos que la Mala sorbería, sentía el puño del pibe tigre adentro, muy adentro, tocándola la próstata, sintiendo un puño piedra casi en el estómago, pidiendo más y más en voz baja y la otra putita despertándose y haciéndose una paja mientras la mala se sacude sobre el puño del pibe tigre y la noche se extingue como los efectos de la cocaína. |
Texto agregado el 30-09-2013, y leído por 117
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Lectores Opinan |
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01-10-2013 |
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Sigmund Freud, Carl Jung, Ivan Pavlov, Stanley Hall, Jean Piaget, Eric Fromm, B. Skinner, William James, Alfred Adler, Alfred Kinsey, Melanie Klein, Rollo May, Timothy Leary, Noam Chomsky, Julia Kristeva, Frasier Krane y otros veinte psicoanalistas de primera fila se reunieron esta semana en Viena para ver si te podían rescatar de la etapa anal en la que te quedaste atascado y en cuya mierda te revuelcas y comes a diario. Malas noticias: tiraron la toalla. brauliofontana |
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