Por que, no comprendo, este escrito subió dos veces, por favor ignorar el primero, son iguales)

Recostado en la poltrona, de mi patio en lo más lejos
veo allá en la distancia, perfilada, contra el cielo
la Sierra de San Gabriel, verde-azul y ondulante
como el cuerpo de una bella, descansando en la pradera
trayendo así a mi memoria, de Ixtazihuatl la leyenda
la princesa que muriera, en el México distante
amada por Popocatepetl, aquel guerrero galante.

Ya muy cerca y por mi calle, altas, delgadas, desnudas
con melena alborotada, esbeltas hay dos palmeras
por el viento al ser sopladas, se cimbran muy insinuantes
como andaluza danzante, o una ardiente caribeña.

Luego al pie de mi ventana, sus anchas hojas luciendo
magnolia con sus magnas flores, en su albura parecieran
los senos de frondosa dama, que se mueven provocantes.

Sus florecillas ya ausentes, la jacaranda enseña
repartidas entre sus ramas, sombras oscuras, ovaladas
de sus frutos cual ojeras, de mujer que ha pasado
en los brazos de su amado, haciendo amor sin fronteras.

Gracioso se muestra el peral, con sus frutas ya maduras
de un dulzor tan especial, y su forma peculiar
que invitan a quien observa, que se aproxime a probar
como....¿Qué...qué les dijera?


Fuertes, altos, recios pinos, gruesas ramas extendidas
largas, medianas arriba, como brazos invitantes
más abajo y más rollizas, como si fueran las piernas
¿Quieres que explique lector?¡ Imagina, por favor!

Fértil es el naranjal, frutos dulces y jugosos
como labios de mujer, nos recuerda al llegar:
'con lentitud y cautela,' no nos quiere repudiar
mas cuidado: las espinas. Se le puede acariciar
con ternura y no abusar, o cicatrices te quedan...

Ya muy cerca los encinos, que nos ofrecen su sombra
cual si en el lecho al dormir, llega forma femenina
después de noche de amor, para ella no termina,
que en silenco acaricia y nos logra despertar
con sorpresa tan divina, imposible es no caer
al embrujo de una bella que con ternura nos besa.

Por último, y ya muy cerca, casi tocando los pies
son las plantas de adelfas, con sus hojas espigadas
y florecillas rosadas, tenue el perfume, especial
que cosquillean el rostro, como rizos femeninos
de damita al abrazar, acariciándole el cuello.

Se pone ya el astro rey, con matices colorados
y ahora es de admirar, el cololr de las montañas
se ven ahora rosadas, como una 'fraulein' germana
o de Suecia una ‘flicka’ o ‘divushka’ moscovita.

Nunca fue este patio así, siempre sonó bullanguero
con las risas de los hijos, retozando sobre grama
Con el correr de los años, ya estoy solo, ellos idos
este patio de mi casa, se ha tornado sensual,
nunca pensé que al pasar, de muchos y muchos años
calificarlo pudiera, de erótico y sexual.
¡Caramba. como ha cambiado!
Aún no estoy acostumbrado.

R.Q.P., 9/2013.