Esta tarde fue especial. Le prometí pasar el tiempo que me quedaba de vida a su lado.
Por mi mente desfilaron imágenes de días felices; luego todo se tornó confuso.
Hace unos minutos ha irrumpido en llanto, y desde ese momento he intentado tranquilizarla pero no parece escucharme. Tampoco deja de gritar; creo que ha enloquecido.
Finalmente dos hombres irrumpen en la habitación; les explico lo que ocurre pero me ignoran.
Entre sollozos, ella les dice que siempre cumplo mis promesas.
Entonces, mientras los escucho pronunciar palabras de consuelo, descubro que mi cuerpo yace sin vida sobre la alfombra gris.
Texto agregado el 26-09-2013, y leído por 414
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