PINTOR DE JUXTLAHUACA.


(Sucedió en Juxtlahuaca).


Era el, un hombre como de 1.80 de altura, delgado, de ojos azules y de una barba de chivo, le decía yo, era un hombre de buen carácter y culto, sensible, se llamaba Felipe y su apellido no lo recuerdo, pero si recuerdo que era originario de Brúcelas, Bélgica, en las bromas que le hacía yo, siendo niño, era de que seguramente era el, un espía de la CIA, pero él me contestaba siempre que no, tenía el gusto de escuchar la radio por la mañana y enterarse de los noticias del mundo, era por la década de los 80, y estaba de moda el problema de los EEUU con la URSS, en la llamada guerra fría, era un persona como todos los Europeos, de una gran cultura, y sabia de muchas cosas más, así como platicaba de ópera, hablaba de cálculo diferencial, o de escritores famosos, pero su pación era la pintura, vivía en Juxtlahuaca, y le gustaba ayudar a las personas más necesitadas, sobre todo a los jóvenes que no tenían recursos para estudiar, vivía en una casa con ciertas comodidades y que compartía con jóvenes estudiantes que el mantenía, ¿de dónde? Obtenía los recursos, nunca me lo dijo, pero los resultados ahí estaban y se veían, tenía un carrito, que recuerdo al parecer era un falcón de la Ford color verdoso mate, y solía usar playeras de colores vivos, que cierta vez que traía una color naranja le dije, que se alcanzaba a ver desde un kilómetro desde la lejanía, para lo cual solo sonrió, enseñaba a sus allegados en el patio principal de la vieja casona a cultivar hortalizas, en algo así como una pequeña parcela de hortalizas, también sabia de electricidad, recuerdo que en el fuerte temblor de 1980 el reparo la instalación eléctrica de la casa de Lázaro Cárdenas 111, así era don Felipe, un hombre de bien, cierta ocasión, pinto 30 cuadros al Olio, magníficos cuadros, de los que más recuerdo son dos, “LA PROCESION” inspirado en la vieja iglesia del panteón de Tecomaxtlahuaca, y “UNA CIERTA LIBERTAD” inspirado en una vieja barda de una calle polvorienta del barrio de la Santa Cruz, así con sus cuadros, viajo al viejo Continente, en el cual expuso su obra, con magníficos resultados, porque al tiempo que regreso, me mostro los periódicos Belgas donde se hablaba de su obra inspirada en costumbres Mexicanas, pasaron los años y sé que emigro de Juxtlahuaca, de él no he sabido nada, no sé, si vive o ha muerto, pero sé que ha sido uno de los grandes hombres, que han llegado a nuestro pueblo de tierras muy lejanas y que han contribuido con sus cultura, educación, ideas y conocimientos al desarrollo de nuestro pueblo, sin ningún interés más que el servir, y que gracias a personas como el, Juxtlahuaca se ha desarrollado y es hoy, como el mismo le llamo con cariño, la Capital de la Mixteca.


Rey Cimba. ©