Mi trabajo es proteger las semillas, en éste pueblo hay cargos muy respetados, pero el que hago implica la mayor responsabilidad. Es preciso añadir que no he necesitado especializarme en ninguna área para cubrir el puesto, ha sido el azar quién ha confabulado para conseguírmelo.
El día en que todo ocurrió iba presuroso a presenciar la doble puesta de sol. No necesito añadir que este es el mejor espectáculo de todos, el cielo se tiñe de tantos colores que resulta imposible hacer un recuento y al tiempo en que el crepúsculo besa nuestras frentes, el aire se llena de vibraciones de rayos Cósmicos ¡El mejor concierto galáctico que pueda escucharse a millones de años luz! Entonces comienza la antigua danza, cinturas delgadas oscilando al compás de aquellos sonidos excepcionales, alas entrechocando con finos y delicados brazos ¡Un verdadero deleite! Aunque en esa ocasión no todos los asistentes se encontraban bailando, un visitante se limitaba a observar , sentí una ráfaga gélida atravesando mi cuerpo cuando sus ojos se posaron en mí, en el instante detuve mi baile y levanté los hombros a modo de pregunta. Aquel extraño sonrío ¡Si tan sólo lo hubieran visto! Era una sonrisa franca y serena, llena de luz, me conmovió al grado de acercarmele y averiguar que requería de mí. Me tomó de los dedos y caminamos sobre calles quebradas, anduvimos en silencio durante un tiempo, en realidad me encontraba concentrado, eligiendo las palabras para contarles a mis vecinos tan extraña aventura.
Al instante se volvió hacía mí y habló por vez primera, en un tono tan agudo que tuve que cubrir mis oídos para protegerlos de la frecuencia. Tomó mis manos con delicadeza y ajustó su voz a un nivel más soportable
-Te he visto danzar, más alto y lento que los otros, ríes cuando lo haces. Incluso ahora, mientras andamos, te dejas guiar por mí, avanzas sin tropiezos.
-¿Por qué me dices esto?- -Atiné a preguntar.
-He buscado durante largo, largo tiempo, no existen unidades de medida para rastrear el inicio de mi búsqueda, ni siquiera recuerdo donde comenzó, he atravesado el puente de Einstein-Rosen infinidad de ocasiones, dijo con fastidio, y sabes que suele ser ¡Tan absorbentemente aburrido!
Reí de buena gana- El forastero era menos solemne de lo que pensaba- Pues como saben todos ustedes- Este es el chiste más viejo y contado en todas las constelaciones del poliverso.
- En cada viaje descubrí que la felicidad es un valor compartido por todas las criaturas, la desean tanto... pero pocos saben encontrarla.Te observé porque durante un instante me pareció que te fundiste en ella.
-No es algo exclusivo, lo he visto tantas veces, usualmente en los niños.
-Lo que lo hace distinto es que YO te vi a TI.
-¿Y eso lo hace especial?
-Te convierte en elegido.
-......
-¿Pero que pasa? Te has quedado sin articular.
-Elegido es una palabra tan temible, me da escalofríos.
-Eso es porque en tu planeta la palabra tiene connotaciones negativas, en otras estrellas es un honor.
Tenía razón, eones atrás un terror disfrazado de esperanza se había erigido sobre nuestro pueblo, se hacía llamar el único, el elegido y bajo ese nombre había esclavizado a cada ser palpitante de vida, sometiéndolo y dominándolo a sus caprichos, borrando su identidad. Cuando todo acabó nadie en nuestra civilización concebía que pudiese existir alguien superior a otro, cada uno era perfecto en su rebosante singularidad.
-Tienes que entender que ser elegido no te vuelve mejor que ninguno más.
-¿Entonces?- Esgrimí.
-Te pone a su servicio.
-Jummm-
-Te mostraré- Dijo el ser-
Seguimos avanzando hasta salir del pueblo, había oscurecido ya, sólo las estrellas atestiguaban nuestros pasos, no importaba, lo que nosotros mirábamos ahora de ellas, era solo una imagen de lo que habían dejado de ser hacía millones de años atrás. Cadáveres estelares que desde el pasado nos arrojaban su luz, como si el presente se difuminara, nunca miraríamos realmente nada tal y como es.
-Es aquí, dijo agitadamente mi interlocutor.
Le miré, ahora estaba inquieto.
.¿Que pasa? Inquirí.
-Observa...
-¿El qué? Dije exasperado.
-Ahi- señaló.
Mis ojos se esforzaban por captar lo que el visitante indicaba.
Y por fin entre unas rocas de iridio lo vi, tenía forma de teseracto, se movía lentamente, en cada uno de sus vértices flotando como nubes yacían infinidad de objetos minúsculos que no identifiqué hasta que me acerqué lo suficiente-
-¡Son semillas ! Dije sorprendido.
-Los ingredientes esenciales de la sopa- Dijo aquel extraño que para mí ya no lo era.
Cierto, el cosmos era el resultado de una elaborada receta de cocina y aunque nadie sabe como comenzó, las semillas se habían transmutado en numerosas galaxias.
-Ahora que he encontrado mi remplazo, yo me jubilo, dijo mi interlocutor.
-¿Te refieres a mí?Pregunté.
- Sí, tu tarea será cuidar de estas semillas y llegado el momento depositarlas en cometas para iniciar su viaje interestelar, donde sembraran vida al llegar a su destino.
-No sé...
- Es la labor más grande, más inmensa, más brillante.
-¿Por que yo?
-Te lo he dicho , me caíste bien.
-...
-Hasta nunca- Dijo.
Desde entonces realizo este trabajo, yo de entre tantos seres. Dicen que todo nació del caos, así pues he dejado de buscar la lógica de mi dudosa asignación. No me pagan nada mal, sin embargo no atino a identificar la procedencia de mis cheques. Al parecer quién firma desde algún lugar recóndito del espacio es un ser llamado "Dios".
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