Mi camino hacia el Gólgota

Veo mis demonios
que son legión,
chillándome y tirándome piedras.

Sufro porque sus piedras
son duras palabras.

Podría estallar...
Podría reventar en pedazos
y dejarlos escapar.

Un tsunami de dolor
que abate a todos los que quiero.

Duele...
y mi corona de espinas
son los besos que me dio
cuando creí que me amaba.

Yo amaba a otra,
amaba el silencio y la copa,
no al grito y al fuego.

Más... todo cambia
y yo con ello.

Y ahí
entre la arena de mis pasos,
entre el vinagre de mis heridas
surgió... la Vida,
una mano amiga.

Sarracena asesina
miles de muertes y mentiras.

Pero ahora esta aquí,
tendiéndome una mano
cerca de mi cruz.

Y así la madera toma vida
y vuelve a sentir.

Ya no pesa, si no ayuda
Ya no es pesa, si no leva.

Sobre ella comienzo a erguirme
fuerte, como antes,
siendo el hijo del dios que soy
Tan antiguo y tan niño.

Levanto la mirada,
veo al sol,
antes quemaba
ahora ilumina

Pues esa mano es la Vida...
Mara.