UN PEQUEÑO PARAISO.


(Sucedió en Juxtlahuaca).


Era el valle más verde de Juxtlahuaca, los sembradíos de maíz, de alfalfa y flores, eran hermosos, el rio de aguas cristalinas alimentaban un estanque donde las mismas parecían un gran espejo, en la cima de la colina, la casa de adobe, don Pedro Vera y su familia vivían ahí y hacían de este lugar, un pequeño paraíso, don Pedro Vera, era un hombre de aproximadamente unos 70 años, trabajador y noble, se convirtió al cristianismo evangélico, bautizaba según su creencia en las aguas del arroyo, así mismo la gente le creía curandero; de sus productivas tierras, bajaba un pequeño arroyo cristalino, un viejo canal para regar las tierras más abajo, de don Fortino y de don Tito, así el canal tenía un recorrido de unos 10 Kilómetros, hacia el valle grande de Juxtlahuaca, sobre el viejo camino que llevaba a la vieja casona, había una especie de vaguada angosta, entre las colinas, en la cual el canal natural fue sustituido por uno de roble, madera dura y resistente, lugar que la gente y jóvenes de Juxtlahuaca, conocían como el “Chorro” donde todos acudían a bañarse bajo el chorro, en sus aguas frescas y cristalinas; los jóvenes colocaban una piedra, que obstruía el paso del agua, y se producía una caída bajo el tronco del roble, siendo este un verdadero chorro de agua, donde los jóvenes se bañaban y disfrutaban de su frescura natural; era en aquellos días, un verdadero disfrute de la naturaleza en Juxtlahuaca; la belleza del lugar, donde abundaban, los árboles, conejos, ardillas, pajarillos y flores blancas, amarillas, lilas, rojas y de más colores, así las familias completas acudían los sábados o domingos a disfrutar de ese pequeño paraíso verde y de multicolores de sus flores, hoy recuerdo con cariño a don Pedro Vera, hombre sencillo y humilde, de pantalón blanco y camisa blanca de manta, que amo a Stgo. Juxtlahuaca.


Rey Cimba. ©