Eres Luz que resplandece en la oscuridad de mi alma.
Eres perfecta melodía en lo desafinado de mis cansados lamentos.
Corazón que late al ritmo unísono de mis pensamientos…

Te secuestro en las mañanas cuando el sol
no aparece aún en la ventana y mis ojos tan abiertos vislumbran tu
imagen en la carretera.

Es tanta la dicha que desconozco en el final de este camino,
y sin embargo creo que estás ahí,
extendiendo la mano en espera de la mía.
Tengo tanto miedo de que tu luz sea un relámpago voraz, rápido y certero
que atine justo en la médula de mis sentimientos.

Es tu nombre el que murmuro en mis sueños,
El que pronuncio cada vez que anhelo ser feliz,
Es tu recuerdo el que trae una sonrisa a mi cara.
Es tu existencia la que en esta madrugada me mantiene en vigilia,
Un escalofrío tras otro recorre mi piel pensando en ti,
Son tantas las señales, que me da miedo no tener razón.

El destino dibujó sus lineas desde nuestra propia concepción,
Nuestras decisiones son las que ramifican la existencia,
En este caótico escenario donde no para la actuación.

Yo solo sé que doy gracias a lo que sea que te haya guiado hacia mí.