Donde el silencio es el mejor espectáculo,
donde los pájaros se protegen del sol,
y mi mirada se detiene a lo lejos,
y mi mano de acero, que todo lo detiene, hace
que mis puentes vengan abajo, y el infinito.
Acaricio mi propio precipicio,
me siento caer, ansío esperanza
bruscos temblores acechan mi cuerpo, y
soy nada.
Me desquito del ambiente,
me veo, detrás del velo, y me pregunto
por qué.
Las drogas, de quién, me preguntan.
Puentes abajo.
Vengan, corazones minúsculos,
sosieguen de amor mi cuerpo electrizado,
lo necesito.
No puedo morir entre la niebla, sin saber
si tengo corazón.
Palabras al viento, entre la niebla,
enmudezco.
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