EL DIA DE MUERTOS.


(Sucedió en Juxtlahuaca).


Son las doce del día primero de Noviembre, las campanas de los templos repican alegres, ya están llegando los chiquitos murmura la abuela, frente a su altar, se apresura a prender sus velas, y una veladora al centro, el olor a fruta, flores e incienso llega al aliento, una mezcla de dolor y de misterio, el altar son dos colgaduras blancas sostenidas en la esquina de la casa a lo alto por un clavo, la mesa principal, con arcos de cempasúchil a los costados, de todas las frutas en los escalones del altar, floreros de nubes y crestas de gallos desde el piso hasta lo más alto, un plato de mole, uno de frijoles y uno de miel, pan de muerto, los totopos, un jarro de agua, uno de vino y uno de mezcal, las manzanas, las guayabas, las naranjas de ombligo, y las cañas en el altar, dan una mezcla de aromas único en la casa de adobe, por la tarde los repiques y los dobles de las campanas, comienzan nuevamente y la abuela nos dice que los chicos se han ido y que las almas de los grandes acaban de llegar, con la palma en el vaso del agua vendita, riega en el altar, comienza a rezar entre labios, pidiendo por las almas de los santos difuntos, así en las calles, se apresuran las personas a ir de casa en casa en las ofrendas nuevas de los santos difuntos que se fueron ese año, así en cada domicilio, los rezos, las luces y el incienso se intercambian entre el misterio y lo místico, terminando de rezar los rosarios por las personas, el anfitrión se apresura a repartir cemitas, con chocolate y pan de muerto, así transcurren las horas hasta la media noche cuando la familia se prepara con las flores de la tumba las luces y flores a trasladarse al panteón, para velar a sus difuntos, prendiendo las velas y veladoras alrededor de la tumba, y con las flores blancas(nubes), y cempasúchil(amarilla), o crestas de gallo(rojas carmesí), se puebla el panteón, el párroco con su cantor y monaguillo, pasan por las tumbas de cada uno de los muertos a rezar los responsos,(por lo general en latín), pronunciados para el eterno descanso de los muertos, en las calles aledañas, los puestos de barbacoa de chivo, pozole, tamales y atoles, se preparan para ofrecer sus productos, y las familias los compran para el desayuno, con sus seres queridos que duermen el eterno descanso, así las campanas de la iglesia principal dejan escuchar sus dobles y redobles, llamando a los fieles a la misa en honor de los difuntos de todo el panteón, el sacerdote celebra tres en el transcurso de la mañana, toda la gente reza y pide por sus seres queridos, con la esperanza y la fe de que ellos mismos los que están muertos les enseñaron y que hoy con su ejemplo enseñan a sus hijos para que lo hereden estos a la vez a sus hijos y la tradición ella misma no muera, allá por las horas del medio día, las familias apagan sus luces, acomodan las flores y regresan a sus hogares, ha terminado la tradición del culto, devoción y respeto por los que se fueron.


Rey Cimba. ©