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Era una naranja, solo una pelota redonda de un color anaranjado resplandeciente que con su tez granulada y ácida pero deliciosa a la vez.
Compuesta por vitaminas potentosas de gran afecto para la humanidad, aseguraba cariño y naturaleza en el mismo envase. Su pequeño tamaño se debía la cantidad de amistad que retoñaba dentro, era una naranja si, pero no como las demás, era un fruto de corazón creciente y estable que pretendía alimentar lo mejor posible a una buena persona.
Buscaba el bien general, para nada egoísta o materialista, tal a un fruto budista.
Al caer de madura fué recogida por la persona equivocada, una persona arrogante, mal aprendida y odiosa como cualquier malechor odiado.
Despues de la cena nuestra naranjita se encontró en un serio riesgo de alimentación equivocada. La persona errónea freagmentó el cuerpo del fruto doblegándolo, e introdujo una de sus partes en su boca escupiéndolo todo en derredor por su mal sabor.
La otra mita del óvalo frutífero, llorando se quedó pudriendo, increpándo su mal destino y su mal captor.
Si una naranja no es sabrosa para tí, tal vez no te pertanezca. |
Texto agregado el 18-08-2004, y leído por 291
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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07-02-2007 |
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la ultima linea de esta historia me parece una actitud de vida...talvez...
que sera lo que hacen las naranjas para que escribamos de ellas?...muy buen msj lleva tu texto,y gracias por la visita. oesterheld |
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18-08-2004 |
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Que ingenioso escrito, como para pensar, yo personalmente, disfruto mucho de las naranjas, sé que me pertenecen. te felicito por este entretenido párrafo. arianna |
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