En esta tierra húmeda y hostil
descansa mi cabeza sobre
la almohada del fracaso,
tengo viejos sueños
que muchos ya han tenido
y despierto entre espasmos,
con ansias de enjuagarme la mirada

se entierran mil espinas
en mi pecho y en mi vientre
me quema la desgana
en los brazos y en las piernas,
y esta ciudad como siempre indiferente
te encaja su miseria
en tu viejo y nuevo espanto

en esta tierra húmeda e inerte
se comen tu esperanza
cuervos tuertos de traje fino,
te desplazan a patadas
tu vida y tu suerte
y te succionan lentamente
esos restos que guardabas de bondad

pero aunque se entierren mil espinas,
una vez mas, en tu pecho y en tu vientre
y aunque mueras traicionado
en este muerto punto ciego,
no existe nadie,
nadie que te salve,
nadie te sostiene

ciertamente nadie, solo vos y vos
siempre vos
porque nada dura tanto
y nada es tan fuerte,
en este mundo nada, ni siquiera el amor