Cómo será que el pasado lastima, si ya hasta me olvide de cómo ser yo mismo después de que te vi lista para partir, y sentí que se me iba el corazón, desbocado, en un intento desesperado de volver a tenerte entre mis brazos y creer que el amor tiene sentido, que el olvido es una mentira creada en películas de Hollywood y novelas de amor baratas y tu boca enunciando una despedida que me dejó el alma partida en dos, quebrada entre lo que fue y no será, entre tus sueños y el ademan de decepción que se nota en tu andar a mi lado, cómo si fuera un extraño, como si las caricias de anoche fueran un fantasma que te atormenta entre sueños, y despierta volvés a acordarte de lo que hiciste, cómo si el culpable de tus delirios fuera yo, y no esa sensación del tiempo perdido entre las compras del súper, llevar a los chicos al colegio, rezar el rosario que te regalo la Tata cuando tu primera comunión, y pasear al perro, lavar la ropa, fumar un cigarro, reír, y te vas como si nada y yo acá sin entender, y entendiendo todo, sabiendo que el perro está esperando junto a la puerta para salir, la comida que se quema en el horno, el teléfono que suena y vos ausente, harta de ver como tus sueños se hunden como las hojas de otoño en la pileta, y Londres y París que te esperan y vos esperando que el semáforo se ponga en verde, y las maletas hechas encima de la cama y el boleto de avión en el bolso de mano, y el libro que estas leyendo espera en la mesita de luz, y Oliveira y la Maga que pelean y se vuelven a amar, y vos querés ser un personaje de ficción, y tu primer amor, y tu primera vez, y la segunda, y la tercera, y el teléfono ya dejo de sonar porque no llegaste a atender, los chicos volvieron del colegio y vos dele cocinar, y después ya estabas lejos, en algún hotel de Irlanda, o desayunado con amigas en Roma, o en la cama de algún madrileño, y yo acá pensando en el día que te fuiste, y porque no te frene, y la culpa, y la vecina y tu piyama, y mi secretaria y tu almohada, y el teléfono que suena y atiende ella, y ella que no es ella, que no es vos, porque vos ya estas muy lejos, pero tan cerca que te veo todas las noches, y el desayuno en la cama y una carta, y vos descansas en el mar, y yo con los ojos llenos de lágrimas, y ella tan imperceptible, y los chicos tan curiosos, y yo desconsolado, y los chicos desconsolados, y ella siempre tan insensible, y vos tan muerta desde el día que te fuiste, tan muerta que se siente tu presencia en mi habitación. |