Lucía se mira, una y otra vez en el reflejo del antiguo espejo adormecido. Ese viejo espejo trasnochado que inspira proyectos olvidados. Empañado de recuerdos y de nostalgias. Enigma del pasado en un futuro incierto.
Lucía visitó la casa de sus abuelos ilusionada, complacida con esa hermosa propiedad, que sería suya pronto. Una herencia que le llegaba desde lejos, jamás conoció a sus abuelos paternos ni siquiera a su padre, se sorprendió cuando un abogado venido de lejos le traía ese testamento, y sin más palabras le hizo firmar su consentimiento, y allí terminó todo.
Ahora estaba frente a lo desconocido y quería saber más de su familia, entender porque ella fue criada por las monjas teniendo una familia paterna. De su madre nunca supo nada, ya estaba convencida que jamás la buscaría ni indagaría sobre su vida.
Se miró en ese cristal tallado y percibió rostros desconocidos, voces que le susurraban. Los colores se esparcieron sobre el espejo que fluyó tímidamente en un nuevo paisaje, como una película fue rodando, ella pudo ver y oír y vivir dentro de ese mundo espejado. Veía allí su infancia, su adolescencia, siempre feliz en brazos de sus abuelos. Vio a su padre tratarla con amor, en ese tiempo que vio pasar, y ella no se atrevía a salir de esa ensoñación. Estaba atrapada en un pasado que nunca vivió. Perturbada de tanta manifestación de amor y felicidad. También de tanta ausencia. Sus ojos fueron metiéndose en la profundidad de aquel pasado, se trasformó, se deshojó el cristal gimiendo. Movía sus cuadros, insistía con las voces, los ruidos cotidianos de un hogar, y Lucia fue perdiendo la razón, inclinada sobre la cómoda se entregó al suspenso de aquel cuento de hadas.
Cuando regresó a la realidad su madre le leía un cuento de espejos mágicos y sueños insospechados, al ver que Lucía reaccionaba bien corrió a llamar a su marido.
Todo estaba bien tenían a Lucia nuevamente allí, mirándolos con sus ojitos llenos de vida.
Ella recordando todo, deseaba algún día volver a aquella casa del cuento que tantas veces su madre le contara…
MARÍA DEL ROSARIO ALESSANDRINI |