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A mi amigo Héctor Eduardo Sopena con enorme aprecio.

Detestar la corrupción no me hace de tal o cual partido político,
así como amar la libertad, defender los derechos individuales,
creer en el honor y odiar las injusticias sociales
no me hacen opositor u oficialista.

El vano esfuerzo de encasillarme en tal o cual corriente, o lineamiento ideológico-político, es un ejercicio que los llevará a la frustración.

Si, soy político en el sentido más amplio. Soy de los que se conocen
como "elector independiente", no tengo una camiseta puesta
salvo la de mi país, mi familia y la de los valores
éticos y morales que me inculcaron mis padres.

Soy la peor pesadilla del político porque no perdono ni olvido.
Me podrán llamar cómodo, híbrido y hasta oportunista,
francamente no me importa,
nunca nadie podrá estar seguro de contar con mi voto.
G.G.F



Prólogo

Si el Caburé, ubicado esa noche convenientemente sobre la rama de un sauce a la vera del embarcadero, pudiera someterse a interrogatorio, seguramente hubiera sido el mejor, sino el único testigo clave para resolver el misterio de la muerte de Charlie. Pero claro, era solo un búho, veía, pero lejos estaba de comprender los sucesos que ocurrieron a continuación.
Las luces de un auto lo encandilaron. El búho volteó ciento treinta grados su cabeza para observar como el vehículo se detenía. Unos segundos después, un ser humano todo cubierto con un improvisado traje y una gorra confeccionadas con bolsas plásticas negras de basura, guantes quirúrgicos y botas de goma, bajó del asiento del conductor, no sin antes limpiar cuidadosamente con un paño húmedo el volante, la palanca de cambios, la manija de puerta y hasta los botones del comando de levantavidrios.
Sus botas ya sobre el piso barroso de la ribera del río Corrientes dejaron unas pequeñas huellas mientras se trasladaba al baúl del auto. Previa limpieza meticulosa de la manija de apertura con el mismo paño, abrió la compuerta. Allí yacía una camisa usada, un cuchillo de cocina, una bolsa Kawasumi de trasfusión de 450 cc. llena de sangre y una bolsa de 60 kg de arena.
Con movimientos vigorosos, el hombre pasó sus dedos dejando caer unos pocos cabellos en el piso del baúl. Luego abrió con cuidado la bolsa de sangre y derramo unas gotas junto a los mismos.
El misterioso personaje guardó todos los elementos en otra bolsa de basura y la ató a su cintura. Luego, con gran esfuerzo cargó la bolsa de arena sobre sus hombros. Parecía ser bastante pesada.
Gimiendo y jadeando por el esfuerzo el hombre caminó unos sesenta pasos hasta llegar al embarcadero hundiendo profundamente sus botas en el barro, y solo cuando pisó los duros tablones se permitió un momentáneo descanso. El resplandor de las luces de Esquina parpadeaban al norte río arriba.
Sonrió, pese a hallarse agotado. Se acercó al borde del viejo muelle con la bolsa aún en sus hombros y la asentó en el borde del mismo. Desató la bolsa de su cintura, extrajo el paño, el cuchillo, la camisa y la bolsa de sangre y con el cuchillo practicó un orificio en la bolsa de arena para que un pequeño hilo de su contenido se vaciara lentamente en el río. La arena había cumplido su propósito. Veinte minutos después, recuperado completamente el aliento y ya vacía la bolsa de arena guardó la misma dentro de la bolsa de basura. Con cuidadosa concentración limpió el cuchillo con el paño, envolvió la camisa alrededor de la bolsa de sangre de manera de colocar el bolsillo de la pechera de la camisa sobre el centro de la bolsa y clavó el afilado cuchillo. La camisa perforada se empapó inmediatamente con la sangre, un viscoso charco oscuro quedo sobre los tablones del embarcadero. Examinó la corriente de agua durante unos minutos, tras los cuales arrojó ceremoniosamente la camisa ensangrentada, que pronto quedó atrapada en unos arbustos semisumergidos cercanos a la costa y a pocos metros río abajo.
El hombre guardó el paño y la bolsa de sangre vacía y volvió sobre sus pasos. Al llegar a tierra arrojó el cuchillo a la derecha y sonriendo se quitó los lentes y los arrojó a la izquierda.
El Caburé lo observó pasar al lado del vehículo con la bolsa de basura al hombro y alejarse con paso tranquilo por la huella en dirección a la cercana ruta 12. Luego todo volvió a la normalidad, el murmullo del rio lo tranquilizó, enderezó su cuello y sus enormes ojos se cerraron buscando el necesario reposo diario.



Capitulo 1

La adrenalina y el calor lo sofocaban. A cincuenta metros vio, por la ruta, las luces de un solitario camión que circulaba rumbo norte por la ruta. La luz de la luna le permitió hallar la bicicleta que había robado horas antes, convenientemente atada a un poste de un alambrado junto a una pequeña mochila, un par de zapatillas y otros efectos personales. Mirando hacia la ruta, se quito el improvisado traje negro y se calzó las zapatillas. Algo lo molestaba. Quitó de un brazo la venda que cubría la pequeña herida que había dejado el trocar por donde se había extraído la sangre. La observo unos segundos, tenía una pequeña mancha roja ya seca. Guardó todo en la bolsa de basura y la ató firmemente a la bicicleta, y luego montó en ella rumbo a Esquina.
Diez minutos después, ya en los suburbios de la ciudad, en el terreno baldío recobró el tacho y el botellón de combustible que ocultara en el camino de ida. Arrojó botas, guantes y bolsa de basura al improvisado fuego en el tacho y esperó a que todo se consumiera ardiendo. No había imaginado que las botas de goma echaran tanto humo y en breve amanecería. Intranquilo miro hacia las casas vecinas pero todo era oscuridad.
Quince minutos después, el fuego había terminado su tarea. Satisfecho lo apagó con tierra, montó en la bicicleta y llegó hasta la estación de servicios emplazada sobre la ruta. Disimulado entre las sombras abandonó la bicicleta no sin antes limpiar el manubrio con sumo cuidado. El cielo empezó a aclararse, Fuera de la vista del empleado nocturno espero su oportunidad: por fin, un camión arenero se detuvo a cargar combustible. Charlie Wilson sonrió pensando en la ironía: diez minutos más tarde, semienterrado en la arena y habiendo burlado el espejo retrovisor del chofer, se dirigía a la ciudad de Corrientes. Por un momento se permitió relajarse y sonreír nuevamente... ¡Si el pobre chofer supiera que transportaba al presidente del holding más grande de empresas de Sudamérica, y que una de ellas era la propietaria del camión que conducía.... El encuentro no había sido casual.


Capitulo 2

El primero en notar su ausencia fue su mejor amigo José.
- ¡Vamos Charlie arriba!, Son las ocho de la mañana y los dorados no te esperarán, además hasta ahora te voy ganando. - Dijo jovialmente José golpeando la puerta de el cuarto.
Media hora después para José todo era un caos. De entrada notó la ausencia del auto de Charlie y obligó al regente de las cabañas de pesca a abrir la puerta de la habitación. Todo estaba en su lugar, hasta su teléfono móvil sobre la cómoda al lado de la cama. No faltaba nada salvo Charlie y la pequeña mochila azul de la que jamás se despegaba. Recordó que la noche anterior y antes de despedirse para dormir, Charlie le había dicho que iría a comprar cigarrillos al pueblo.
José se ufanaba de ser quizás el único amigo de Charlie. Se conocían desde la infancia y, aunque muy unidos la vida se ocupó de distanciarlos. José se casó muy joven y emprendió la administración de una farmacia en Córdoba. Casi todas las semanas se telefoneaban y, al menos una vez al año se juntaban en Esquina para pescar. Durante sus conversaciones José siempre le comentaba sobre su vida, sus penurias económicas, sus alegrías, Charlie lo escuchaba y aportaba algún consejo. Charlie en cambio, solo hablaba de viajes, comidas, recepciones y mujeres circunstanciales. José quería profundamente a Charlie; le apasionaban los relatos de sus viajes, fundamentalmente por Europa. Más de una vez lo había defendido en público ya que, al ser una figura de la sociedad no faltaban, en los comentarios de salón los chimentos negativos.
Tomando el móvil de Charlie, con un suspiro busco "oficina" y con un íntimo temor oprimió el botón de llamada.

Cuando José llego a la policía de Esquina ya lo estaban esperando. Allí repitió en qué circunstancias fue la última vez que lo vió, en tanto que los pocos vehículos policiales a los que se sumaron los de prefectura salían a buscar el auto de Charlie. El teléfono de la comisaría no paraba de sonar. Una hora después aterrizaba un helicóptero con un contingente de policías y detectives procedentes de Rosario en la explanada del puerto de Esquina. La búsqueda del auto de Charlie era la prioridad número uno. Recién entonces José tuvo clara idea de la importancia social que tenía su amigo.


Capitulo 3.

Charlie repasó su plan buscando algún posible error. Tenía frio y la pequeña mochila con sus escasos bienes. El camión ya había superado Goya cuando un grupo de por lo menos cinco vehículos policiales cruzó en sentido contrario haciendo sonar las sirenas...
- Ya lo saben - Se dijo a sí mismo.
Charlie sabía el destino exacto de el camión que lo transportaba. El depósito de una de las empresas constructoras del holding en la ciudad de Corrientes lo esperaba pacientemente. El conocía al dedillo la ruta y los semáforos que el camión atravesaría para llegar a su destino.
Una hora después, adormilado percibió que el camión empezaba a detenerse. Se asomo para mirar y un escalofrió le recorrió el cuerpo.


Capitulo 4.

José no daba crédito a lo que veía. Un improvisado cuartel general se montó en la estación de policía de Esquina. Varios vehículos policiales llegarían desde Corrientes, otros desde Santa Fe y Paraná y un nuevo helicóptero acababa de aterrizar procedente de Buenos Aires. El pueblo era un pandemonio. La radioestación policial no cesaba de trasmitir. Un sombrío oficial vestido con un impecable traje, y a quien todos llamaban "Capitán" dirigía con seriedad las operaciones. Celulares y teléfonos no dejaban de sonar. José recordó que no había desayunado y se acercó al policía de la puerta para informarle que iría a tomar un café al bar de la plaza. El capitán escuchó la conversación y le dijo.
- Usted no se mueve de esa silla - Y dirigiéndose al policía ordenó con tono amable - Por favor tráigale un desayuno al señor.
Fue entonces cuando un oficial con un handy en las manos entró apresuradamente.
- ¡Capitán tengo novedades urgentes, apareció el auto, por favor acompáñeme!.
El Capitán se dirigió a José:
- Ud. viene con nosotros.
Sonó como una orden.


Capitulo 5

El camión se detuvo y el motor quedó ronroneando. Una larga columna de vehículos y al final de la misma se observaba un impresionante despliegue de fuerzas policiales a la entrada a Bella Vista. A lo lejos, Charlie pudo ver a un vehículo similar al suyo que se encontraba sobre la banquina, a su lado un matrimonio se encontraba encañonado por armas del personal de policía.
- Carajo! No esperaba semejante respuesta...
Los minutos pasaban con desesperante prisa mientras el camión se acercaba lentamente al control policial. Faltaban solo tres vehículos para que llegara al camión cuando notó que el procedimiento incluía el descenso de todos los pasajeros y la revisión completa del automóvil.
El camión avanzó una vez mas y un ceñudo policía ordeno al chofer que descendiera. Charlie sumergió su cabeza en la arena y, dejando solo su nariz fuera se encomendó a su destino.


Capitulo 6

El automóvil policial salió a alta velocidad del pueblo con destino a la ruta.
El Capitán ceñudo hacia las preguntas.
- ¿Cuándo lo encontraron?
- Recién nos avisan - dijo con algún temor el oficial
El hombre ofuscado repitió - ¿cuándo lo encontraron?
- Unos pescadores reportaron a la policía local el auto abandonado hace quince minutos.
El Capitán hizo una mueca de fastidio
- ¿Ortega donde esta?
- A unos minutos adelante nuestro, ya di la orden de acordonar el perímetro - dijo el oficial tratando de mostrarse eficiente.
- ¿Alguna otra información que quiera darme?
El oficial palideció y tragando saliva dijo escuetamente:
- Hay mucha sangre.


Capitulo 7

Ortega, un hombre atlético de unos cuarenta y cinco años era el oficial forense más capaz que tenia la Policía Federal. En sus años jóvenes había sobresalido como alumno extranjero en la academia que el FBI posee en Quantico, Virginia, EEUU, De hecho, a la sazón era profesor honorario de dicha academia en análisis de escenas de crimen. No existía en el país y quizás en toda Latinoamérica un detective más experimentado.
Ortega descendió del vehículo e inmediatamente hizo retirar a todo el personal de la escena. Les pidió a los oficiales presentes y a los pescadores que habían reportado el auto abandonado que se descalzaran y que dejaran sus zapatos al lado del automóvil policial. Inmediatamente ordenó que se ampliara el área de estudio y mientras memorizaba la suelas de los zapatos comenzó sus preguntas.
- ¿Quien descubrió el auto?
- Nosotros - Dijo un pescador - Esta mañana.
- ¿A qué hora? - Sería como a las diez - Dijo el pescador más joven.
Ortega entorno los ojos y miro rápidamente a su reloj digital que indicaba las 11:05 am.
- ¿Tocaron el auto?
los dos enmudecieron , luego el más joven dijo - Yo toque el capot, solo quería ver si había pasado la noche allí.
- ¿En qué parte lo tocó?
El joven sonrió nervioso
- Ya le dije, en el capot - Luego viendo la seriedad de Ortega aclaró señalando con el índice
- Allí, al medio
- ¿Tocaron algo más?
- No - Dijeron al unísono - Solo observamos si había alguien durmiendo adentro, y, al no ver a nadie supusimos que alguien había salido a pasear por la ribera y nos fuimos a pescar al muelle.
En ese momento otro auto llegó a la escena.
Del mismo bajó el Capitán, miro a Ortega y asintió seriamente.
Ortega devolvió el saludo y volviendo a los pescadores prosiguió.
- ¿Cuando llamaron a la policía?
- Cuando vimos la sangre en el muelle.
- ¿A qué hora?
- Creo que eran las diez y media... el joven reviso su teléfono móvil y corrigió - 10:28:36 , aquí está la llamada - Señaló mostrando la pantalla de su celular.
Diego! - Ordenó Ortega uno de sus detectives - Obtenga las huellas del teléfono y guárdelo como evidencia; compárelas con las del capot del auto. Se dirigió al fotógrafo y le ordenó que, tras fotografiar todas las suelas de los zapatos lo siguiera y registrara todo lo que le indicara.
- Asimismo busquen todas las huellas que encuentren en el vehículo, fundamentalmente en el volante. Y que lleven estos hombres a la comisaria para que los fichen. - ordenó con tono imperioso.
Se puso unos guantes quirúrgicos, se calzó cubre zapatos de nylon y se aproximó al vehículo abandonado. Sus hombres hicieron lo mismo siguiendo cuidadosamente sus pasos.
Ortega caminó con cuidado revisando el automóvil abandonado y las inmediaciones del terreno deteniéndose ante todas la huellas en el piso. Luego se dirigió al muelle observando cada detalle con detenimiento, mientras caminaba ordenaba a sus agentes.
- Huella, molde, profundidad - anteojos, evidencia... - Las palabras sonaban, más que como órdenes, como un conjunto de pensamientos aleatorios.
Ya sobre el muelle se detuvo mirando a todos lados.
la sangre cubría una extensa área. - muestras, evidencia - repitió mecánicamente. Pasó unos minutos observando el rio y en un remanso sobre la costa, aguas abajo, descubrió una colorida tela que se movía enganchada en unos arbustos.
- Posible evidencia, retírenla sin dañarla.- Ordenó
El fotógrafo lo seguía disparando fotos por doquier.
Al volver sobre sus pasos encontró el cuchillo. lo tomó con cuidado y observó que aún tenía sangre en la hoja a pesar de estar parcialmente cubierto de lodo.
Alcanzo el arma a Diego y sin mirarlo ordenó
- Huellas, evidencia.
- Capitán creo que ha habido un asesinato... - Dijo cuando volvió al asiento del resto del la tropa policial. - Deberíamos barrer el río aunque con esta corriente estimo que el cuerpo debe estar ya a varios kilómetros. Tampoco es seguro de que lo encontremos; esta es zona de palometas y pirañas... Sabremos mas cuando el laboratorio nos estime la hora del derrame de sangre.
El capitán asintió lúgubremente. Un búho sobrevoló el área y se posó en una rama de un sauce cercano.
De pronto, a sus espaldas se escucho un gemido: José mirando las gafas y la camisa, entre lágrimas lloriqueaba:. - Son los lentes de Charlie y su camisa, yo mismo se la regalé para su cumpleaños...

Capitulo 8

El chofer descendió con sus documentos mientras explicaba que solo llevaba arena para una obra en Corrientes de una importante empresa.
Charlie se esforzaba por escuchar el dialogo cuando notó que el policía se aprestaba a abordar la caja de carga.
La voz en la radio lo detuvo. Un llamado y una orden.
- Comprendido, levantamos el puesto; perdón señor, ¿apareció el vehículo y el señor Wilson?
- Comprendido Señor, Cambio y fuera.
- Parece que se lo llevó el río en Esquina. dijo dirigiéndose al cabo - Bueno Jiménez, levante el bloqueo.
- Ud. puede proseguir - fue la instrucción para el chofer.


Capitulo 9

El laboratorio del hospital de Esquina fue literalmente expropiado por personal de la Policía Federal.
Parte de las muestras subían al helicóptero con rumbo a Buenos Aires, mientras las otras se analizaban febrilmente.
Ortega se encerró en la oficina del comisario de Esquina con las fotos. Afuera, el capitán aguardaba caminando de ida y vuelta por el pasillo.
Pasado el medio día mientras un camión llegaba al depósito de una empresa constructora en un barrio en las afueras de Corrientes, un hombre saltaba disimuladamente del mismo en un badén sin ser visto. Al mismo tiempo el oficial Ortega le dijo a el Capitán que estaba preparado para explicar su teoría. Enseguida se reunieron en la sala mayor de la comisaría.

Ortega carraspeo, ordenó las fotos en el pizarrón y comenzó.
- Antes que nada y solo por la gravedad del caso voy a dar este informe que - recalcó -, es solo preliminar.
Por las huellas y los análisis básicos de la coagulación de la sangre encontrada, podemos deducir que presumimos que el automóvil se detuvo en ese lugar en algún momento entre las tres y las cuatro de la mañana de hoy, asimismo podemos afirmar por la profundidad de las huellas del vehículo que tenía la carga equivalente a dos hombres adultos.
Suponemos que el conductor descendió del vehículo, se dirigió al baúl y allí extrajo el cuerpo de la posible víctima. No podemos determinar si la víctima se hallaba ya muerta, aunque suponemos que por lo menos estaba inconsciente. Se hallaron pelos y algunas gotas de sangre en el piso del baúl, probablemente por un golpe en la cabeza. - Ortega se detuvo unos segundos y continuó.
- Supuestamente el conductor y posible asesino cargó sobre sus hombros a la víctima y lo llevo al muelle, probablemente en el camino los lentes de la víctima cayeron al piso y el asesino en la noche no lo advirtió. Allí en el extremo del muelle le clavó un puñal en el pecho. La cantidad de sangre sobre los tablones es grande aunque suponemos que la mayor parte se filtró al río y la llevó la corriente. Luego arrojó el cuerpo al río, es probable que la camisa se enganchara con unas ramas y luego el cuerpo quedara liberado por presión de la corriente. Al retirase el asesino se deshizo del cuchillo y caminó hasta la ruta y allí se pierde el rastro. El tajo y las manchas de sangre en la camisa son consistentes con la hoja del cuchillo encontrado.
El capitán preguntó - ¿huellas del asesino?.
- Hasta ahora ninguna, y esto es raro, la ausencia absoluta de huellas en el volante, la puerta y el cuchillo solo hacen presuponer la existencia de otra persona muy cuidadosa, quizás un asesino profesional.
- ¿Podría tratarse de un suicidio o un secuestro?
Ortega lo miró condescendiente
- Si fuera así, ¿quien se volvió caminando a la ruta?. Además las huellas de las botas son de distinta profundidad, claramente es visible que el asesino cargó un cuerpo desde al auto hasta el muelle, pero luego no hay mas huellas en el tramo de vuelta, salvo las del conductor del auto. Podría haber un cómplice en una lancha para secuestrarlo, pero, entonces otra vez: ¿Por qué se arriesgaría el asesino a volver sobre sus pasos y salir a la ruta en vez de subirse también a la lancha?
El capitán enmudeció molesto unos segundos y luego pregunto.
- ¿Alguna noticia del laboratorio?
- Solo el preliminar: que la sangre coincide con el grupo del Señor Wilson, B+, Aún restan otros estudios pero esto es lo que hay por ahora.
El Capitán lo miró con tristeza.
- Gracias Ortega, ahora debo llamar a Buenos Aires.


Capitulo 10.

Charlie se calzó los lentes para el sol y caminó en dirección a un barrio de viviendas a estrenar, en seguida identificó la casa. La observo unos minutos y luego recorrió unas ocho cuadras. Ingreso a una sala ce cine y se acomodó atrás, en una butaca de última fila. Enseguida se durmió.
Esa película ya la había visto.

Capitulo 11.

Al caer la noche, todos los noticiosos del país y la región daban cuenta de la desaparición del empresario Wilson. José era trasladado a Buenos Aires en Helicóptero para desde allí proveerle transporte a Córdoba mientras la búsqueda organizada por prefectura naval "peinaba" el río Corrientes y el Paraná desde Esquina hasta la Paz en la provincia de Entre Ríos.
En la central de policía el Capitán mantenía contacto permanente con directivos del holding y miembros del gobierno nacional. Ortega, en la oficina del comisario, desplegaba fotos y buscaba información en la computadora portátil, solo se levantaba para buscar café o llamar al laboratorio.
Le preocupaba mucho este caso; para su olfato y experiencia lo notaba demasiado simple.
Diego apareció en el despacho con una bandeja y una botella de agua.
- Señor, le traje unos bocaditos y un poco de agua, debe comer algo, son las once de la noche.
Ortega le dirigió una mirada complaciente y luego volvió a su cuaderno de notas sobre las fotos. Mientras que Diego, al cerrar la puerta al salir le pareció oír un "gracias"...


Capitulo 12

Charlie esperó pacientemente hasta que el guardia dobló la esquina. Corrió unos metros en las sombras y con su llave abrió la casita numero 38.
Tres semanas antes había supervisado personalmente con el Gerente de obra la construcción. Sonrió al recordar las circunstancias que le permitieron obtener la llave.

- Excelente trabajo Jorge
- Gracias señor, me alegro que este complacido, ¿Cuándo inauguramos las viviendas?.
- No hasta el mes que viene Jorge, Algunos directores quieren viajar desde Canadá para la inauguración. Dieron unos pasos más y Charlie incómodo le preguntó:
- ¿Jorge?, ¿las instalaciones sanitarias están operativas?
- claro señor, ¿por qué?
- Tengo la urgente necesidad de estrenar una ahora...¿me comprende?
Jorge titubeo ante la franqueza de su superior y luego abrió sonriendo con complicidad la vivienda 38.
- Déjeme la llave Jorge, yo después cierro, nos veremos en unos minutos en el obrador. ¡Gracias!


Tomar un molde de la llave le tomó solo unos segundos. Esconder parte de lo que llevaba en su habitual mochila dentro de la vivienda, le costó un poco más.

Ya dentro de la vivienda y a oscuras se guió por los recuerdos. En el cuarto de baño, tapó la pequeña ventana con su campera de pesca y encendió la linterna que siempre llevaba en su mochila, tanteó con aprensión el hueco de la columna del lavatorio y allí encontró el pequeño sobre y la apretada bolsa de ropa. Suspiro aliviado. Luego abrió su mochila, introdujo dentro el sobre y extrajo unas maquinillas afeitadoras descartables, en silencio procedió a afeitarse totalmente la cabeza, luego extrajo una pequeña cajita de la que retiró una aguja. Las gotas de sangre cayeron en el lavatorio. Quince minutos después, un llamativo aro de colores con el tradicional símbolo de paz pendía de su oreja derecha. Se desinfecto nuevamente con alcohol y por las dudas tomo una pastilla de antibióticos. Sacó de la bolsa una gastada camiseta blanca con la cara del "Che", calzó unas viejas alpargatas que junto con sus gastados jeans y una campera de igual tela le infundieron una imagen que lo hizo reír.
La metamorfosis estaba completa, solo quedaba despegarse del pasado. Limpió meticulosamente el lavatorio, revisó dos veces el cuarto guardó su linterna y también la ropa que lo vinculaba con el pasado en la bolsa ahora vacía.
Salió y cerró la vivienda sin ser notado.
La campera de pesca quedo en un contenedor de basura, sus zapatillas en la vereda frente a un edificio de departamentos, la llave de la vivienda en una alcantarilla junto con las hojas de afeitar y la aguja de perforación de aro, sus documentos de identidad ardieron en el baño de un bar de mala muerte. Era pasada la medianoche cuando en un tugurio nocturno en las afueras de Corrientes un extraño personaje solicitaba le practicaran un vistoso tatuaje en el cuello.


Capitulo 13

En la madrugada siguiente, los informes del laboratorio forense de la policía Federal en Buenos Aires no hicieron más que confirmar la teoría de Ortega. Las huellas halladas en el vehículo y los lentes se habían identificado y clasificado, pero eso era todo.
Ortega no tenía ni siquiera un sospechoso, se sentía totalmente frustrado. Todas las hipótesis de motivos o causas para cometer el crimen se habían disuelto. Interpol no tenia conocimientos de que en el país hubiera un asesino internacional. Prefectura Naval había abandonado por la noche el río, nada se podía hacer sin la luz del día. Las esperanzas de encontrar un cuerpo se desvanecían.
Hacia el mediodía lo llamaron de Buenos Aires. Había otro caso
- Nunca sabré con certeza que paso aquí - Se dijo en un suspiro.
- Bah, que lo arreglen los políticos - terminó.

Por la tarde Ortega se despedía del comisario de Esquina, mientras en un rincón del precinto un paisano seguía reclamando información sobre una bicicleta robada.
Unos minutos después un helicóptero levanto vuelo rumbo sur.
Un búho lo observo indiferente desde la rama de un sauce.
Esquina estaba nuevamente en calma.


Capitulo 14

En el bar de Puerto Iguazú retumbaba el noticioso del mediodía.
Una locutora explicaba que ya habían pasado cuatro días desde la desaparición del empresario. Un forastero sentado en una esquina revolvía monótonamente el café con una cucharita. Su foto apareció en la pantalla. Allí estaba él, impecablemente peinado y afeitado con su traje azul.
La imagen le produjo un escalofrió. El presidente del directorio del holding, John Hastings, comentaba la grave pérdida que significaba para su grupo la desaparición de Charlie. La imagen desapareció y la locutora finalizó su comentario diciendo:
"Asimismo el señor Hastings confirmó que, la muerte de el Señor Wilson no implicaba ningún contratiempo para la contratación de la obra de megaminería más grande a punto de firmarse con el gobierno Nacional".
Charlie pagó su café con un arrugado billete de veinte pesos y partió rumbo al encuentro pactado.
Horas después una inocente barcaza lo cruzaba al Paraguay.
Ciudad del Este es una de las ciudades más peligrosas del mundo. Es claro: visto desde la perspectiva del turista adinerado. Por otra parte un personaje pelado y barbudo, con un aro y el tatuaje de una serpiente en el cuello no despertaba la atención de nadie.
Charlie ubicó la Casa China sobre la avenida San Blas, y se aventuró por una callecita perpendicular hasta llegar a la calle Camilo Recalde. Allí, circulando en medio de una multitud de turistas de compras casi pasó de largo por la entrada. Era un hall oscuro de un pequeño edificio de departamentos. Tocó el timbre. Una voz gutural preguntó quién era, Charlie contestó:
- As salaam alaikum (que la paz sea contigo), soy solo un entusiasta del Safa Sporting Club del Líbano.
El timbre sonó y se abrió la puerta. Su charla en primera clase con el veterano, alcohólico y ex empleado de la Embajada de EEUU cinco años atrás, había dado resultado.

- ¿Otra bebida más? - Preguntó la azafata del vuelo de American Airlines con rumbo a Miami, EEUU.
James Olsen sonriente dijo - ¡Yes please! - y volviéndose hacia Charlie sentado a su lado continuó.
- Y así es como perdí mi trabajo, treinta años en oficinas burocráticas de inteligencia en todo el mundo, mi último destino en Buenos aires y ahora vuelvo a mi país casi como un extraño, descartado.
- Cuanto lo lamento James, me imagino lo que siente. Su vida debe haber sido muy interesante. ¿Qué hacía en Argentina?.
Olsen lo miro ceñudo por unos segundos y luego se aflojó sonriendo.
- Argentina es una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos solo en la zona de la triple frontera. Allí se puede conseguir cualquier cosa, desde armamentos, drogas, información... hasta una nueva identidad a prueba de cualquier aduana del mundo.
- No le creo - dijo Charlie - no puede ser, ¿una nueva identidad? me está engañando.
James lo miró con los ojos vidriosos por unos segundos y luego aproximándose comenzó a hablarle en voz baja - Le voy a contar algo confidencial...
Charlie soportó estoicamente el vaho de alcohol durante toda la conversación. Finalmente James quedó dormido y no se despertó hasta el aterrizaje en Miami. Cuando desembarcaron Charlie se despidió cordialmente del veterano señor Olsen, este sonrió estúpidamente como si recién lo conociera.



- Quiero una nueva identidad - dijo Charlie
- ¿Y Ud. quien es? - pregunto el señor Riad encasquetado en su fez rojo sangre con su borla negra colgando a la derecha, acompañado por dos individuos de hosca mirada.
- ¿Es más barato si digo quién soy?, Estoy dispuesto a duplicar su trabajo más caro.
Riad lo miró de arriba abajo y dijo - ¿Está dispuesto a pagar cincuenta mil Euros?
Charlie le devolvió la mirada.
- Solo si acepta diamantes como moneda de pago - dijo.
De inmediato se llevó la mano a la boca y extrajo un diamante de dos carats clase FL.
El sr Riad estimó de un primer golpe de vista que esa gema con holgura treinta mil euros.
- Pase, le sacaré algunas fotos, ¿Como quiere llamarse?, ¿Nacionalidad? - dijo bajando la cabeza con una sonrisa de satisfacción.
Media hora después El señor Riad despedía alegremente a Charlie.
- Tráigame otro igual la semana que viene cuando retire sus documentos Señor Fernando Aguirre, y tenga cuidado de no tragarlo!!. Allahu Akbar!


Capitulo 15

Había transcurrido un mes desde la muerte de Charlie cuando el Señor Fernando Aguirre, un cuarentón de pelo muy corto con un tatuaje en el cuello y una cuidada barba, tramitaba su carnet de conducir en la ciudad de Buenos Aires.
El joven empleado municipal observó su DNI y le dijo confianzudamente.
- ¿Cambio de look?
Charlie bromeo con el administrativo.
- Errores de juventud y una novia "hippie".
- En realidad parece más joven ahora que en su documento - agregó el joven mirando nuevamente el DNI.
- Digamos que ahora tengo una vida más sana - Replicó Charlie.
A la tarde ingreso a su departamento en Villa Devoto, El encuentro con Riad, no solo le habían proporcionado una nueva identidad, sino también una nueva vida, al menos para lo que se proponía hacer.


Capitulo 16

Recostado en su cama con la vista en el techo, Charlie se permitió por primera vez en muchos meses recopilar su vida.

Charlie era hijo único de una pareja singular. Su padre era un alto oficial retirado de la marina de guerra, descendiente de una tradición de marinos que llegaba a la fundación de la Escuela Naval Argentina. Su madre en cambio era una devota ama de casa con fuertes raíces religiosas.
Por aquello de que la manzana no cae muy lejos del árbol, Charlie fue tempranamente inculcado en el Deber, Honor, Amor a la patria y también en la Fe, Caridad y amor a los semejantes. Claro está, que esas "virtudes" no venían solas. De su padre heredó el cuidado de su cuerpo, ejercicio, sacrificio, gusto por la pesca, las armas y la vida al aire libre. De su madre la lectura, la música, la introspección y el análisis de conciencia. Cuerpo y espíritu, corazón y alma. La juventud de Charlie voló como un Otoño cuando de pronto llegó el Invierno.
Recién recibido como ingeniero en sistemas, Charlie no tuvo la oportunidad de festejar el éxito con sus padres. De viaje por la provincia, éstos hallaron la muerte en la ruta bajo las ruedas de un camión una semana antes de su examen final.
Los ahorros del matrimonio, le permitieron conservar su hogar y vivir hasta encontrar un empleo en una empresa extranjera que acababa de instalarse en la Argentina.
Allí descubrió que corazón y alma no eran los requisitos principales para el éxito profesional. Por otra parte, su particular inteligencia y su capacidad de análisis abstracto eran mucho más útiles para el negocio.
En pocos años Charlie se encontró liderando un equipo de personas y tomando decisiones de millones de pesos.
No pasó mucho tiempo hasta que debió enfrentarse a una dura realidad. Para sobrevivir en ese ambiente debía abandonar algunos conceptos adquiridos en su niñez. No todas las órdenes que recibía de sus superiores eran compatibles con su moral. La moral —concluyó, acuciado por las obligaciones y ( porqué no), por la ambición juvenil—no es más que un estorbo a dejar de lado.
Su crecimiento meteórico en lo laboral y económico, se reducía a la expresión que usara uno de sus anteriores jefes. "Si la tasa de retorno del negocio es X, Charlie seguro la duplica".
Charlie poseía una eficiencia clínica, análisis exacto, habilidad para la maximización de oportunidades, y una frialdad casi psicopática.
Cuando ocupó la posición de CEO del Holding, entendió que había llegado a su última meta. Soltero, con pocos romances pasajeros que brevemente se marchitaban por culpa de su trabajo y sus viajes, Charlie dedicaba su vida a la Empresa enceguecido por el éxito.
La entrevista con Hastings duró solo unos pocos minutos. El viejo Ingeniero Canadiense supo, sin lugar a dudas que Charlie era quien llevaría a sus empresas a un nuevo nivel de poder en el escenario mundial.
Charlie orillaba los cuarenta cuando la moral golpeó su puerta.
En realidad no fue un momento, sino solo una gota que rebalsó un vaso. Un vaso que venía llenándose inadvertidamente y al que Charlie había preferido simplemente no mirar.
El hecho en sí era intrascendente, en realidad hasta irrisorio.
Su amante de turno, le había planteado en la cama una preocupación nacida sobre algo que estaba leyendo de una revista en relación a la conciencia global.
A Charlie el tema lo aburría soberanamente, pero captó una frase de ella.
"Las empresas son como un gordo que se come la comida que le falta a los demás y ni siquiera tiene hambre. Los que detentan el poder y la responsabilidad del futuro de la humanidad se comportan como un ser sin conciencia, que come innecesariamente como un glotón lo que da la tierra sin preocuparse por cosechar ni por su triste descendencia. Todos los días engorda un kilo, batiendo sus propios records y desconociendo la inminencia de su muerte por infarto".
Charlie la miró unos segundos, el sistema autoinmune le dijo que descartara esa propaganda "proletaria" en el acto, pero por algún motivo esa noche no durmió bien.



Capitulo 17

Seis meses después, como bien sabía Charlie, su muerte ya no era noticia, en realidad contaba con ello.
Ávido lector y analista nato, dedicaba horas a la investigación de noticias, particularmente de noticias detrás de las noticias. Sus habilidades en el campo de la informática le permitían acceder a información habitualmente "no visible" para el resto de los mortales, no era ningún genio pero creía firmemente que podía hacer lo que se propusiera. Un jefe suyo había dicho "Denle a Charlie tiempo y herramientas y nos abrirá la bóveda del Banco de la Nación Argentina". En realidad no era broma... algo así se proponía.
El tiempo no era un problema. El estaba muerto y Fernando Aguirre era un desconocido que vivía de unos supuestos ahorros. Pagaba todo al contado y por anticipado. Vivía bajo el radar y nadie hacia preguntas.
Las herramientas tampoco, al menos no aquellas que se pudieran comprar con dinero. Charlie venía amasando una increíble fortuna aun antes de su "cambio de conciencia", metódico, todos los meses separaba un tercio de sus ingresos mensuales que invertía en oro, diamantes y dólares estadounidenses. Poco antes de su "muerte", Charlie vació sus cajas de seguridad y "depositó" sus ahorros en otras "cajas" menos convencionales. Las distintas ubicaciones de su fortuna yacían en los lugares más insospechados.
Esa mañana, luego de la lectura diaria, salió de su departamento, compró cigarrillos en el kiosco de la esquina y caminó hasta la plaza de costumbre.
Allí, sentado al calor del mediodía, observó de lejos su casa. Ya no podía llevarle flores a la tumba de sus padres y este era su extraño homenaje a los recuerdos de su infancia.
Prendió un cigarrillo y repasó sus motivaciones.

Como presidente del holding, Charlie conocía y supervisaba todos los aspectos de las negociaciones y contratos. Las republicas Sudamericanas y en particular la Argentina se comportaban de igual manera. El periodismo lo llamaba corrupción; Charlie en cambio lo llamaba "costos operativos".
El hecho de que las contrataciones con el estado de turno necesitaran "aceitarse" era parte de los números del negocio, ya los contadores y abogados se ocuparían de justificarlos legalmente.
Tampoco le eran desconocidas a Charlie las distintas "metodologías" en que los bienes se entregaban en pago por favores. Todos los gobiernos tenían al menos un cajero y Charlie los conocía a todos.
Destruir la corrupción mundial estaba fuera de su alcance pero hundir a empresas y gobiernos inmorales en su región no. Charlie comenzó a almacenar información sensible, el sabia que el "talón de Aquiles" del aparato de corrupción estaba en la billetera del poder.


Charlie Suspiró, el plan estaba listo, solo había que ejecutarlo. Pisó cuidadosamente la colilla del cigarrillo y volvió caminando a su pequeño departamento.


Capitulo 18.

No es verdad que "Anonymous" no tenga líderes. Solo que sus doce miembros principales son totalmente desconocidos por la gente común.
Claro, " totalmente desconocidos" son palabras muy estrictas, Charlie conocía a uno, y quizás "conocer" tampoco era la palabra. Su pasión por la informática le había llevado a tropezarse con este misterioso personaje de seudónimo "Ulises". El solo pensar que su homónimo había inventado el caballo de Troya, despertó más aún su curiosidad. Bajo el seudónimo de "Tank", su personaje preferido de la película "The Matrix", Charlie se comunicaría frecuentemente con él en los primeros años de su carrera profesional. Ulises lo respetaba y compartían conocimientos avanzados. Para Charlie era otro aprendizaje mas, otra herramienta, alguien de quien obtener provecho, Para Ulises, Tank era un hacker de primera, una inversión, un posible aliado.
Pero cuando Ulises se manifestó políticamente con Tank Charlie enfrió la relación. Habían pasado diez años desde el último contacto.
El chat de la pagina técnica de Linux siempre había sido la sala blanca de contactos.
Charlie se "logeo" como Tank y espero unas horas, las mismas estúpidas preguntas técnicas no habían cambiado en diez años, continuó esperando aburrido hasta que un nuevo usuario parpadeo en la pantalla.
Tank lo marcó para ir en "sala privada" y lo esperó en la nueva pantalla con un escueto:
- I'm sorry Ulises, you were right.
Pasaron tres minutos. Charlie sonriente imaginó al obsesivo Ulises chequeando direcciones IP, "mac adress", servidores de red, etc. para determinar el origen del saludo. De pronto la pantalla cambió.
- Hi Tank, I think your Government URL has being up for too long.
Luego Ulises se desconectó.
Charlie entendió el mensaje y supo inmediatamente que era una prueba. Ulises le pedía que "volteara" la página de la casa de gobierno Argentina.
Charlie se sirvió un café y se preparo para trabajar hasta tarde.
A las veintitrés y treinta y cinco de la noche la página www.presidencia.gob.ar mostraba un cartel de denegación de servicios y una máscara blanca con finos bigotes negros miraba sonriente al internauta.


Capitulo 19

- Welcome back Tank ur skills r rusty, ¿Why took u soo long?.
(Bienvenido Tank tus habilidades están oxidadas porque te tomó tanto?)
- Glad to c u 2 Ulises, wanna join u I have intel but I need a fav.
(Contento de verte a ti también Ulises, quiero unirme, tengo información pero necesito un favor).

Quince minutos después, en una casita en las afueras de Spokane en el estado de Washington EEUU, un hombre joven vestido con jogging miraba los documentos encriptados en su computadora y exclamaba sonriendo en la soledad de su casa.
- Holy Shit Tank!.

Media hora después Anonymus tenía una nueva tarea.


Capitulo 20

El pequeño ejército de hackers diseminados por distintos pueblos, ciudades, países, y continentes trabajaban tan coordinados y comunicados como lo haría el mejor equipo de desarrollo de proyectos de Google en el 1600 Amphitheatre Parkway, de Mountain View en California EEUU.
El grupo de "colección de datos" buscaba en toda la web referencias a los documentos suministrados por Charlie. Desde datos públicos obtenidos de diarios, publicaciones, twitter, facebook y otras redes sociales, pasando por otros no tan públicos como cuentas de chat, correo, cuentas bancarias o simplemente el hackeo y copia de datos de pc's de oficina u hogar, notebooks, tablets y hasta smarthphones. El concepto de "privado" no era un término que incomodara a nadie..
Toda la información obtenida pasaba al grupo "análisis de datos". allí se clasificaban desde correos, hasta documentos pasando por fotos comprometedoras y resúmenes bancarios. Este grupo era el que preparaba la presentación y plan de ataque.
El tercer grupo no era sedentario.
Sus armas en el terreno eran cámaras espías, grabadores y hasta chips para seguimiento por gps.
Ninguno de los denunciados percibió los cambios. Quien se preocuparía por ese nuevo automóvil frente a la casa de su vecino?, o ese nuevo mozo del bar que servía el café en las reuniones de negociación en el bar cercano al congreso?, o ese matrimonio de turistas orientales que fotografiaba todos los edificios de Gobierno de Buenos Aires con cámaras provistas de gigantescas lentes? o ese estúpido ejecutivo en el apretado ascensor que los rozaba?.
Durante varias semanas se grabaron horas de video y conversaciones, se efectuaron seguimientos y obtuvieron cientos de fotografías.
Con todo recopilado y comprobado Ulises dio luz verde para pasar a la etapa final del plan.

Capitulo 21.

El primero en notarlo fue el joven oficial de cuentas de gobierno del Banco de la Nación Argentina en el segundo piso del majestuoso edificio frente a la Plaza de Mayo. Corrió por las escaleras hasta la dirección y pidió audiencia urgente.
Una hora después explicaba al director el motivo de su audiencia.
El teléfono sonó en el directo de Presidencia en la Casa Rosada a menos de cien metros del despacho del director del Banco. La conversación se inició y diez segundos después la secretaria creyó prudente cerrar todas las puertas del despacho presidencial, de otra forma los gritos se oirían en todo el piso. A pesar de eso pudo escuchar una parte del diálogo desde su escritorio...

- ¿Cómo que "todas las cuentas"?!!
...
- ¿Justamente, las reservadas.... y también las personales?!!
...
La voz aumentaba cada vez mas
- ¿y a donde fue el dinero?
...
- ¡¡Y quien carajo conoce a todas esas ong!!!
...

Por la tarde fuentes anónimas presentaban en varios medios periodísticos de todo el mundo pruebas de sobornos, sobreprecios, daños ambientales, tráfico de influencias. Altos funcionarios de gobierno y de grandes empresas estaban involucrados. Desde fotos comprometedoras, videos, grabaciones de conversaciones, mails, chats, hasta documentos oficiales, todo acompañado de nombres y apellidos, fechas y direcciones.
Llamó la atención la exactitud de los datos, lo completo de las referencias en particular a los negocios que, con el estado mantenía el holding de Mr. Hastings.
Lo que los medios ignoraban es que aun una mayor información había sido enviada a múltiples organizaciones internacionales tales como Transparencia Internacional, Greenpeace, etc. así como también a la interpol y a varias policías de gobiernos nacionales de todo el mundo.
El broche de oro finalmente lo pusieron las redes sociales. El resultado fue una gigantesca manifestación espontánea en todas las ciudades del país.
Dos días después Mr. Hastings renunciaba a su cargo y se ponía a disposición de la justicia de su país.
Otro tanto ocurría con el gobierno Argentino.
Cinco días más tarde renunciaban presidente y vice a su cargo. El presidente provisional del Senado convocó a elecciones en noventa días. La Suprema Corte de Justicia de la Nación detuvo todos los procesos de adjudicación de obras en el territorio nacional y quedaron bajo investigación las adjudicaciones recientes. Las cajas de seguridad mencionadas en el "informe Anonymus" fueron allanadas. Varios personajes intentaron huir, y hasta algunos lo lograron, otros pocos no tuvieron tal suerte y optaron por el suicidio.
La mayoría quedo incomunicado.
Entre la lista de funcionarios involucrados estaba Charlie Wilson. Interpol lo descartó luego de conocer su desaparición casi un año atrás. El mismísimo Señor Ortega envió toda la documentación relacionada con su muerte.


Capitulo 22.

José no salía de su asombro, se hallaba en su oficina de la farmacia con un sobre abierto sobre el escritorio y una escueta nota de la Afip.
- ¿" Concepto : Devolución de Impuestos a las ganancias incorrectamente retenidos período 1990 -2013"?... ¡esto es una joda! - Volvió a leer la cifra - ¿Un millón de pesos?
Tembloroso tomo el cheque, se calzó el abrigo y partió a la sucursal de su banco.
El empleado devolvió el "buenos días" y le preguntó monocorde.
- ¿En qué puedo ayudarlo?
- ¿Puedo depositar este cheque?
El empleado lo revisó unos instantes y volteándolo le dijo mecánicamente:
- Si, firme atrás por favor, esta tarde está acreditado.
José no se movió de su farmacia en todo el día. A última hora y antes de volver a cenar a su casa tomo coraje, entró por internet a la cuenta del banco y casi se desmaya.
Esa noche durante la cena, José preguntó feliz a su familia
- ¿Quieren conocer Europa en Enero?


Epílogo

Nadie en Esquina hizo muchas preguntas cuando el señor Aguirre compró los terrenos ribereños al sur del pueblo. En pocos meses una pequeña cabaña se construyó al lado de un viejo muelle.
Los arquitectos nunca entendieron la excentricidad del propietario de conservar un viejo sauce, este le quitaba a la cabaña la mitad de la vista al río.
Esa tarde luego de la mudanza desde capital, Fernando Aguirre se sentó a estrenar el porche de su nueva vivienda.
Un Caburé voló, se apoyó en una gruesa rama del sauce y lo observó con curiosidad.
Charlie le sostuvo la mirada curioso y luego le hizo un guiño, el Caburé devolvió el guiño y luego, girando su cuello a la derecha ciento veinte grados posó su vista en el río.


FIN

Texto agregado el 10-09-2013, y leído por 294 visitantes. (5 votos)


Lectores Opinan
24-05-2014 Es una novela excelente donde el sentido ético del personaje despierta y lo hace echar mano de su genio y conocimientos para limpiar un poco la corrupción que jode a la gente. Hay mucho trabajo y mucho talento en esta obra. Enhorabuena. Gatocteles
06-11-2013 Auuuuu !!!! Que barbáro Goose, deveras que eres mi idolo. La pulcritud de la primera parte, tan característica de tu pluma y el mensaje de la segunda parte tan tuyo... tu esencia... lo disfrute ampliamente. Gracias por compartir amigo. Con respecto a la temática... se vale soñar...¿no?. Miriadas de aullidos yar
18-09-2013 Musitas, esto no es ficción, es real y pasa en todas partes. Un gran cuento que te deja el alma en un hilo porque sabemos que le quitas los nombres de las personas y de los lugares y se adapta a cualquier parte del universo. Me encantó lo bien estructurada de la narrativa y el despliegue profesional de cada personaje. Te graduaste, amigo Musas, esto es un SEÑOR CUENTO. Te felicito y te admiro. Un abrazo full, fullisimo. SOFIAMA
15-09-2013 Buenisimo, como me gusto esta historia, entretenida, apasionante, me vi una pelicula. Felicitaciones. jaeltete
13-09-2013 Un placer leer tu texto, como siempre impecable,felicitaciones!!! =D mis cariños dulce-quimera
11-09-2013 Adhiero a la nota de GGF. Muy real la historia, muy buena. filiberto
11-09-2013 La ambientación en Esquina me gusta. ¿Hay ineficiencia policial? Sigo filiberto
10-09-2013 Ingreso a tu página y me acomodo atrás, en una butaca de última fila para disfrutar mejor. Enseguida me encandilo. Esta película no la había visto. En el intermedio aprovecho y me compro una soda. Está buenísima. Voy anticipando que el asesino es el mayordomo. O a lo mejor, el joven oficial de cuentas de gobierno del Banco de la Nación Argentina. Uno nunca sabe. Estos escritores lo despistan a uno a propósito. Recomiendo esta película. Mucho. Muchísimo. brauliofontana
10-09-2013 Sigo. filiberto
 
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