Eulalia Cifuentes a sus treinta y …bastantes, aún no había disfrutado de ese minuto de gloria del que había oído hablar desde que tenía uso de razón y al que según decían, todos los seres humanos tienen derecho por el simple hecho de haber nacido, pero su reloj biológico avanzaba y esa fracción de tiempo tan “cacareada” no había hecho acto de presencia.
La naturaleza había sido muy tacaña a la hora de repartir sus gracias, a la pobre Eulalia no le había tocado ni una, era por consiguiente, poco agraciada, desgraciada o lo que es lo mismo y para abreviar, fea de solemnidad, bajita, gorda, cejijunta y muy antipática.
Con semejantes atributos carecía absolutamente de popularidad, de amigos y como consecuencia de vida social, pues bien, ella tenía de si misma una visión (mala por cierto, 12 dioptrías en cada ojo) muy….optimista, se consideraba, atractiva, esbelta y muy simpática, harta de esperar tomo la sartén por los cuernos (que pasa? su sartèn tenían cuernos) y se lanzó a la aventura, creo un perfil de Facebook en el que anunció a bombo y platillo su más íntimo deseo, “HACERSE FAMOSA” a cualquier precio.
Desconozco si se sorprendió, pero sé que se emocionó y mucho cuando a los pocos días encontró aquel sobre bajo su puerta, la Empresa SUS DESEOS SON ORDENES, por un módico precio se ofrecía para hacer realidad sus sueños en un "abrir y cerrar de ojos".
Realizó una breve llamada telefónica al número que figuraba en el membrete y concertó una cita personal.
Eulalia Cifuentes encabezo aquella mañana todos los informativos, hablados escritos y televisados, su cadáver descuartizado en minúsculos pedacitos fue encontrado "porción a porción" ante las puertas de las más importantes cadenas de prensa, radio y televisión. (la policía continua buscando una de las orejas y al asesino por supuesto)
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