Camila ya está consciente de que no está dormida y en ese instante cada milímetro de su cuerpo se desgarra. Se retuerce entre las sabanas de su cama mientras, aun con los ojos cerrados, se tapa la cara con la almohada en la que esconde sus lágrimas y sus gritos de dolor. La cabeza le explota de dolor y siente sus ojos hinchados pero no le importa pues nada se compara al dolor en el pecho que siente a punto de explotar.
Quiere creer que la noche anterior no pasó. Que nada de lo que Facundo le dijo es verdad. Le cuesta entender que el amor de su vida la dejo libre y que ella ya no es mas parte de su vida.
Se sienta en la cama mientras recuerda esa frase que la hundió en una agonía latente, una agonía real. “Ya no te amo” le había dicho el y esas palabras se le clavaron en el pecho como una daga asesina y la persona que la empuñaba era aquella a quien ella amaba más que a su vida.
Camila se sentó en la cama y se llevó las manos a la cara para limpiarse las lagrimas que había derramado segundos atrás pero era en vano pues estas seguían cayendo cual lluvia torrencial, una tras otra, sin parar. Estiró su mano para alcanzar su celular y comprobar que él no la había llamado.
Tiró el teléfono como culpándolo de aquel dolor hasta darle a la pared y que el teléfono cayera desarmado al piso. Al darse cuenta que eso le impedía a Facundo comunicarse con ella, corrió a buscarlo y armarlo rápidamente para comprobar que funcionaba, aunque de todas maneras él seguía sin llamar.
Se volvió a sentar en su cama, inerte con la mirada clavada en ese pequeño aparato que podría devolverle la felicidad. Su ansiedad aumentaba a cada minuto mientras se imaginaba el momento en el que sonara el teléfono con Facundo del otro lado diciéndole que estaba equivocado pero a la vez era consciente de que eso no iba a pasar.
Luego de pasar casi media hora mirando el teléfono, se decidió y marcó.
Hola Camila – dijo la voz del otro lado- ¿Qué pasa?
-¿Facu?, ¡te necesito! – le reclamó ella. - ¿Por qué me dejas?
-Cami, ya te explique. Sos una mujer increíble pero ya no estoy enamorado.
- ¿PERO COMO? ¿EN QUE MOMENTO PASO?- Le reclamó ella - ¿Cómo fue que dejaste de amarme? ¿Qué fue lo que hice para que dejaras de suspirar por mí? Yo te amo. Te amo como cada segundo que te amé desde el día en que te vi. ¿Te acordas? Vos eras nuevo en el colegio y no hablabas con nadie y yo me ofrecí a sentarme con vos y ayudarte. Y así nos volvimos amigos y aun cuando vos solo me mirabas como una amiga, yo te amaba en secreto. Hasta que un día me lo dijiste finalmente y no me olvido nunca de ese momento, me agarraste fuerte de la mano, me diste el mejor beso que me habían dado y me dijiste Te Amo, nunca me sueltes y no lo hice. Nunca te solté. Estuve siempre ahí para vos, con tus crisis sobre la facultad, con tus quejas sobre tu trabajo. Estuve cuando estabas enfermo y cuando solo tenias ganas de llorar porque sí. Jamás te solté. No puedo soltarte ahora. No después de diez años juntos. De crecer con vos, de planear nuestras vidas, de ser uno los dos. No quiero soltarte.
-Cami, yo no me puedo olvidar de todo lo que vivimos juntos. Fueron diez años maravillosos. Incluso los mejores de mi vida. No solo estoy perdiendo a la única persona que ame sino que también estoy perdiendo a mi mejor amiga. La que siempre estuvo dispuesta para mí cuando la necesite. Creo que no hay alguien que me conozca tanto como vos, ¡ni siquiera yo mismo me conozco tanto! Podes saber que pienso incluso antes de que yo me dé cuenta que lo estoy pensando. Sabes mis gustos y mis disgustos. Aun conociéndome así ¿nunca notaste mi falta de atención?
-Es que claro que lo noté, pero siempre pensé que podías volver a ser vos.
-No Cami, no puedo volver a ser ese. No puedo volver a amarte.
-Pero ¿Por qué no?
- ¡Porque no Camila! Porque no lo siento. Ya no siento esas ganas de pasar toda mi vida con vos. No quiero cuidarte, no quiero ser el responsable de tu felicidad y tampoco quiero que vos seas la responsable de la mía. ¿No entendes? No hay amor. No hay nada de mí hacia vos. Lamento ser tan duro pero es lo que siento y necesito que lo entiendas y que no me llames más porque también estoy sufriendo. Porque me siento una basura diciéndote todo esto a vos. A la que fue una gran ilusión pero que nunca fue el amor de mi vida.
- ¿NUNCA FUI EL AMOR DE TU VIDA? SIEMPRE CREI QUE ESO ERA MUTUO
-No, eso no es mutuo. Lo creí alguna vez, pero ahora estoy seguro de que no. Ni yo lo soy para vos, ni vos para mí.
-Facu, me estás matando.
-Perdón Cami, pero esto es así. Yo te amé. Te amé cuando te lo dije la primera vez y cuando te pedí que no me sueltes, lo sentí así. Pero hoy necesito dejarte ir. Hoy necesito que no seas más parte de mi vida y a partir de hoy tengo que aprender a vivir sin vos como vos tenes que aprender a vivir sin mí. Yo siempre te fui fiel, pero hoy necesito serme fiel a mí. Durante diez años fuiste mi prioridad, mi mitad y ahora en este momento solo estoy yo. Quiero que sepas que no dejaste de importarme. Te deseo lo mejor y que seas muy feliz. Y sé que algún día te voy a cruzar por alguna calle y te voy a ver de la mano de alguien más, de alguien que no te va a soltar y que vos no vas a querer soltarlo y ahí me voy a quedar yo, pensando por un segundo que yo podría haber sido el pero luego de ese segundo voy a volver a mi vida y a mi casa con el verdadero amor de mi vida y esto va a ser solo una lección más que aprendimos juntos, como en el colegio.
-Sos muy cruel Facundo. Y te odio y no quiero saber nada más de vos. Y ojala algún día nos crucemos y me veas feliz.
- Ojala, Cami, Ojala.
Camila tiró el teléfono una vez más pero esta vez no se levantó a buscarlo. Lo dejó allí, desarmado en el piso. Se metió nuevamente en la cama, y tapándose la cara con la almohada gritó muy fuerte. Entre esos gritos claramente se podía escuchar un nombre. Con todas sus fuerzas y con lágrimas lo nombró con dolor. ¡Facundo!
|