Grises mañanas
Gris, mañana gris (¡la detesto!);
Infortunio de ciudad desamparada.
Se enciende el día como una vela apagada,
Como la noche postrera cobrando venganza.
Vaga la mente embobada en esta página,
Sin extrañas razones, como fría nostalgia.
Desayuno locura bañada en malteada (¡la detesto!),
Sin objeto dormido, sólo verla en mis mañas.
Beldad divina que mora en mis recuerdos,
Faroles malditos que te borran de ellos.
Gris, mañana gris (¡la detesto!);
fatal martirio del alma, frecuencia sin tiempo, eterno anagrama.
Yaces dormida en las fauces de la tierra,
Aguardando compañía, condenando mi estadía.
Gris, mañana gris (¡la detesto!); de luces apagadas;
De sentencias cumplidas y balas disparadas.
Caigo en tu pelo coronado de fuego,
Esperando el aliento que me lleve al infierno.
Gris, mañana gris (¡Cuánto la anhelo!);
De hombres vencidos y conductas de entierro.
Sobre mi cama descansa una página,
Junto a un arma hambrienta de balas.
La abraza la sangre de un cuerpo olvidado,
Sin razones ocultas, sin objeto perdido,
sólo costumbre de grises mañanas.
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