Viejas paredes de la ciudad,
Atrapan el leve resplandor
De un sol moribundo.
Horas de insomnio
De recuerdos y lecturas
Hasta que llega la madrugada.
Las oscuras ramas del árbol de enfrente
Cubiertas de rocío tempranero
Y la voz del viento
Traducida por las ramas de los árboles.
La bruma suspendida en los acantilados
Los desvencijados balcones de la avenida.
Risas de niños en el patio de una escuela
Un ángel mirándonos desde una ventana
Y la rosa eterna y coronada
La del vate y del amante apasionado
La ventana del auto cegada por la lluvia
¿Quién leerá las cartas de un solitario?
¿Y sus poemas?
Días y noches que giran, que tornan y mueren.
Oh noche, preñada de sueños y tiempo
Siempre recurrente, eterna
Pero olvidada, siempre olvidada.
Texto agregado el 05-09-2013, y leído por 147
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