Doce veces toqué la puerta de la casa de dios… Me detuve y esperé… Escuché pasos acercándose… Lentamente noté que la puerta se abría… De ella empezaron a brotar sonidos y extraños bichos de colores sangre… Sentí temor, pero seguí sobre mis piernas… Ya abierta de par en par, pude ver el interior… Entré pues no podía creer lo que mis ojos veían… Mi cuerpo empezó a disolverse como arena ante el desierto… Quedó mi alma, flotando, dentro de un espacio sin formas ni colores, todo destilaba pureza… Pude observar el polvo de mis ser escapando de la casa de dios… Quise llegar hasta el final… Mi alma, mi ser siguieron adelante hasta llegar a un lugar donde se escuchaba una angelical melodía… Entré en ella y mi alma toda empezó a vibrar al compás de dicho canto… No tenía preguntas, tan solo quería conocerle… Estar frente a frente… Luego que acabase dicha melodía, seguí mi destino… Al fondo de aquel espacio latía una estrella, pequeña como una chispa… ¿Qué es aquello tan dulce y tierno?, me pregunté… De todos lados de la cada de dios escuché que aquello era mi propio ser… Me alegré al escucharle, pero luego noté que aquella chispa empezaba a elevarse más y más y en su viaje, y mi atención, me elevaba más y más hasta estar frente a un resplandor… ¿Es dios?, me pregunté… Y de algún espacio sentí que una fuerza me arrastraba más y más hasta perder la conciencia… Y cuando abrí los ojos, estaba frente a la puerta de dios… Lleno de una desnudez total, pero, con una alegría que ni cesaba en mí ser… Entendí todo, siempre estuve en la casa de dios…