CONVERSACIONES ENTRE UN GATO CURIOSO Y UNA RANA ALUCINÓGENA
Quería escribirte…
El otro día pasó este loco con una campana en la mano, y en la otra mano hojas escritas con tinta, todas iban enmarcadas y tenía un nombre en la portada, "Conversaciones entre un gato curioso y una rana alucinógena" el hombre se acercó a cuanto puesto de frutas encontró pidiendo una manzana verde pero en este pueblo no existen de esas manzanas así que yo decidí acompañarlo en búsqueda de una, salimos del castillo despidiéndonos con alegría el bufón nos dijo por dónde empezar. Salimos hacía el valle, un valle verde dicen es el valle más verde de todo el universo, que raro es ver a un pequeño gato azul disfrutando de tanto verde, desde el espacio este valle resalta y se ve como una comilla abriendo una cita, bueno eso cuentan los que conocen el espacio yo soy un simple humano que conoce su tierra, el hombre me dijo su nombre: Felipe, me iba contando acerca de los poetas del mundo de travesías por caminos poco transitados sin embargo me contó que no conocía uno, al hablar de este se puso nervioso y dijo que tenía sueño abandonándome en la mitad de la sala a media vela el desvergonzado, dejó sus hojas descuidadas por un rato por lo que alcancé a leer una de las hojas; recuerdo de manera textual lo que decía, eran letras armónicas románticas, nunca voy a olvidar pues parecía una conversación con una musa, no soy experto del arte sin embargo sé cuándo se debe apreciar del buen arte, decía así, conversación entre una mujer y un hombre.
M: No fue por elección propia
Necesitaba dinero pues mi familia es adicta al juego y se la gastó toda
Yo por mi parte soy una solitaria prostituta que busca lo del pan de cada día
Contigo, contigo no me interesa si no hay de comer
H: ¿Estas dispuesta a toda?
Soy un hombre bastante ambicioso pero que ama sin límites
Y yo, yo quiero amarla a usted
No me importa su pasado ni cuantos estuvieron en su cama solo quiero yo que su cama también sea la mía
M: Yo estoy dispuesta a que la palabra amor se quede corta
Quiero que sepa pequeño hombre que no solo mi cama le pertenecerá, incluso mi cuerpo entero hasta metafísicamente puedo ser suya
H: Con eso me basta para decirle que todo lo que ve acá desde mi auto pasando por la casa todo es suyo, nada me hará más feliz que después de toda una noche amándola verla pasear por nuestra morada con mis camisas y ver ahí y poder decir la encontré.
M: Perdóneme la sensiblería pero tú eres todo un caballero y para mí no hay droga más dulce que las palabras
Así que aquí me tienes toda tuya, dame la oportunidad y lo seremos todo.
H: Yo no quiero ser todo, quiero ser nada, porque la nada no se conoce es un enigma y se escribe por si sola para más adelante ser un poco de algo.
M: Entonces seamos la nada
Pues si con alguien estoy dispuesta a ser la nada, a vestirme como una dama y a cumplir los caprichos de un hombre, ¡son los tuyos!
H: Yo estoy dispuesto a ser eso que tanta falta le hizo y ser esa ausencia de dolor
M: ¿Me prestas tu espejo?
Quiero ver cómo me veo a tu lado
Es un capricho de mujer verse en el espejo pero a mí no me gusta porque me veía sola, como una presa antes los cerdos que paraban en esa esquina
H: No me preguntes, solo mírate párate aquí junto a mí y miremos ese espejo que tanto nos asusta pero que nos hace sonreír
M: ¿Qué estarán pensando esos dos del otro lado del espejo?
Siempre he soñado con que un día el espejo me hablé y me cuente que es vivir del otro lado
H: Pero mientras eso ocurre cuéntales cómo se vive de este lado junto a mi
M: Osadía la mía al mirarte a los ojos y querer besarte, supongo esa frase sería la primera que le diría
Curiosidad felina la de querer conocerte y poco a poco atrevimiento que me genera adrenalina tenerte cerca, muy cerca.
H: Nada que hacer, cierro los ojos y en medio de la oscuridad veo una comilla posándose en el lado izquierdo de mi rostro.
M: Dejo de mirar el espejo para mirarte acercarme a tu oído y susurras: me encantas
Iba a pasar la hoja pero el hombre vino con una sonrisa pícara en su cara tomó su libro de manera gentil y se fue a su pieza. Al día siguiente en la mañana nos levantamos muy temprano para ir a buscar aquellas manzanas verdes tan codiciadas, el día fue rápido y no hablamos mucho pues los dos íbamos cansados, afortunadamente encontramos unos caballos a los cuales colgarnos, hablamos de temas triviales de simpleza absoluta, preguntas sobre el clima y la familia supongo es un poco basura social realmente no llegamos a conocernos mucho el día de hoy, en realidad Felipe estuvo sentado casi todo el día mirando sus hojas y escribiendo en ellas, que enigma mantiene ese sujeto, es curioso ver como alguien escribe de manera tan apasionada de seguro tiene una inspiración constante, Felipe es un hombre alto, le gusta andar sin camisa por lo que puedo notar, por ahora él es un completo extraño para mí, los viajes hacen amigos supongo.
Llegamos al siguiente pueblo pues un granjero nos indicó la dirección de donde la manzana verde se hallaba, en este misterioso pueblo donde la gente vestía toda de lentejuelas, nunca había quedado tan ciego y eso que el sol ya para esa hora del día se estaba escondiendo tras las montañas, los diferentes rayos provenientes de los diferentes vestidos alumbraban la ciudad, con razón la llaman Candalaia, supongo viene de candela aunque más que candela parece un mediodía eterno, tan activos son que los edificios están hechos de azúcar blanco, algunas veces cubierto de chocolate otras simplemente azúcar puro, estaban en carnaval lo único que anunciaba la noche era el cielo cambiando de color, por alguna extraña razón aquí la luz de la luna es más brillante a la del sol, pasan las horas de la madrugada y seguimos viendo máscaras, alcohol y la lujuria se siente por las calles, yo me perdí un rato de Felipe, entré a casas desconocidas, me contaron que se veían locos pintando las paredes, ¡y si! De hecho encontré un par de mis compañeros de infancia pintando ojos y tréboles revolucionarios, cruces y círculos que no eran redondos, me les uní, tome un pincel y dibuje un par de comillas en el cachete izquierdo de uno de los dibujos de un viejo amigo, era una mujer hermosa con ojos rasgados como él sabía me gustaban, una comilla para abrir una cita perfecta, cuando termine de pintarlas Felipe estaba detrás mío atónito mirando de manera interesada, tomó el pincel más fino y con dulces trazos hizo exactamente el mismo dibujo que estaba sobre aquella pared en su libro, sin embargo las comillas las hizo de otro color, verde, al parecer el loco tenía una leve atracción por el verde según hasta el momento puedo notar.
Esa noche después de acabado el carnaval nos sentamos junto a una fogata, un par de cervezas de barril para ambientar la madrugada, los dos estábamos más enérgicos que de costumbre, hablábamos sin parar sobre experiencias pasadas, sobre mis constantes burlas al rey, sobre sus constantes viajes entre páramos sin color, hasta que en un momento los dos callamos, el silencio dejaba un aire placentero de comadrería, él de pronto sacó su libro y me invitó a que lo escuchara por un momento, calladamente lo escuché mientras leía con pasión ¡ay no existe un mejor momento que la catarsis de un artista al leer su obra! Mentalmente me imaginaba la escena, ahora sentado aquí puedo recordarla con absoluta claridad, no ha habido personaje más impactante para mí que Felipe, leía a dos voces, una mujer y un hombre, empezó con su voz baja y gruesa para representar al hombre, para representar a la mujer leía de manera dulce y fluida, en el libro tenía anotaciones marcadas, para el hombre una N y para la mujer una D.
N: Bueno entonces vamos a caminar por las calles de Londres
D: Guíame, sé que contigo donde sea voy a estar bien
N: Siempre me imagino como un detective en busca de un asesino o al contrario un asesino saliéndome con la mía
D: Estar acá me lleva al 31 de agosto de 1888
N: el Támesis es hermoso, y por estas calles pasaron los beatles, además de millones que fueron a la guerra y nunca volvieron
Jack el destripador
D: Mírame, aquí estoy caminando junto a ti dejándome guiar por estas estrechas calles
N: Estar en la mitad del puente me acuerda a una escena de rayuela
D: cuéntame esa escena
N: Donde la maga está mirando por el puente hacía el río y llega Oliveira por la espalda y le toma por la cintura, curiosamente ellos como nosotros caminaban sin buscarse para encontrarse
D: Ay algo en común, mi debilidad es que me tomen por la cintura
N: El caso es que los dos se ríen y se van a caminar tal y como lo hacemos nosotros hablando de los inmortales temas de las parejas
D: Y cómo reaccionan ante todo lo que ven
N: Dime maga querida ¿cómo te parece ese farol en aquella esquina? ¿No notas que su luz es más tenue?
D: Mucho más tenue, tiene la iluminación perfecta para un momento como este en un lugar como este acá tu frente a mí y la inmensidad de las historias que este farol guarda
N: Antes de encontrarnos vine y me subí para aflojarla un poco, en esta tarde noche con esa luz así tenue hace más romántico el lugar, la idea me la dieron ellos
D: Y eso, eso es lo que se me hace fascinante de ti, tienes en cuenta el detalle perfecto para el momento perfecto
N: No hay otra persona con quien quisiera compartir esta luz más que contigo, detalle el tuyo de sonreírme así dejándome ver ese universo en el que me pierdo con esa comilla en tu cachete izquierdo
D: Y eso no ocurre porque si, si estamos acá bajo la tenue luz de este farol es porque esto tenía que ocurrir
N: Miro el Támesis y literalmente veo todos los colores desfasándose ante mis ojos, sin embargo te miro a los ojos y todo vuelve a tener sentido, y si beso la osadía y el misterio de tus labios no habrá dudas ni resabios te querré más todavía, te declamo mientras me acerco
D: Sentirte tan cerca como tu respirar se mezcla entre esta brisa británica que me estremece al punto que en cada milésima de segundo me pierdo más en ti y en tus brazos.
N: Aprecias tanto como yo esta brisa, esta brisa que entre más cerca te tengo más fuerte me llega el olor de tu perfume y el de tu pelo, y me dan ganas de inmortalizar el momento en un beso
D: Y aquí estoy dispuesta a inmortalizarlo todo cada vez que te me acerques de esta manera tan sutil pero tan fuerte que me tiene junto a ti de forma trascendente.
N: Cae la tarde el sol está apunto de esconderse si ni es que ya lo hizo dejando el cielo con un naranja por donde se escondió y un morado por el otro lado, haciendo resaltar esos dos bajo el farol, un beso para recordar que estoy vivo pues se me sube la adrenalina cuando es puro sentimiento, perdona si te mordí muy duro pero es que me dejo llevar mucho
D: Con la delicadeza con la que tocas mis rostro me hace ver que en ningún otro lugar podría estar mejor que en aquel farol en degrade, discúlpame tu a mi mis puntitas no te alcanzan lo suficiente me temo que tendrás que alzarme para poder enredarme en ti besarte y dejar claro que ya nadie podrá separarme de ti.
N: Te alzo recostado contra la baranda, poderte mirar a los ojos de manera tan directa me hace temblar, me emociona, y por si no lo notas se me acelera el corazón, un suspiro para aventurarme entre tus labios sabiendo que no me lastimaran, que cada movimiento será sincero y sentimental
D: Ten cuidado que podríamos caer, y si caemos no importa... Caeríamos juntos. Mantenme así durante mucho tiempo hasta que tus brazos se cansen y tu corazón se detenga pero mientras que eso ocurre suspírame al odio dame un beso y volaremos.
N: Ven vamos corriendo que quiero mostrarte otro lugar también, dame tu mano yo te mostraré, queda a unas pocas calles de aquí, vamos volando mientras el tiempo se derrite ante nosotros
Ufff llegamos, te presento el café Plombier
Donde se sentó Shakespeare cuando esto aún no era un café, donde yo he compuesto versos para ti
Antes de entrar quiero que mires la placa en el árbol de al lado
D: El aire de este lugar tiene un olor muy peculiar como a verso a dolor y amor trágico pero mágico.
¿Este árbol o el de este otro lado?
N: El del otro lado, ese donde la señora acaba de terminar de leer la placa
El amor tiene de todo! El amor es feliz y triste, doloroso y placentero, pablo Neruda dijo enamórate del amor
D: Si es así hazme sufrir hazme reír soñar volar y poco a poco amar un viejo amigo me dijo que si no te hace sufrir no podrá hacerte feliz
Cuéntame que dice tan peculiar placa
N: " yo aquí en esta placa quiero dejar clara un cosa y solo una cosa, como gato que me reconocen estoy dispuesto a saltar, a tomar ese barco, ese viaje, todo si con quien lo haga me regale un color, un olor, un recuerdo"
Sé que porque es de noche no se ve bien
Pero es de color verde la placa y la escribí yo, sin saber que llegarías a mí
D: Lo sabias solo no lo veías no fue casualidad que estuviese acá que este fuera el mensaje y que el color fuese el verde y no otro
N: Ven sentémonos al lado del árbol y observemos quién entra al café, siempre a esta hora vienen los seres más solitarios, de los cuales yo hacía parte hasta que de manera dulce hiciste que soledad soltara mi brazo para tu poder tomarlo
D: Estamos juntos en esta soledad
N: A muchos les parecerá extraño nuestro gusto por ella, a muchos les parecerá extraño vernos sentados juntos
D: Y muchos dudarán de toda la magia que existe entre. Tú y yo
N: Que sus dudas sean nuestro alimento, ay pequeña maga, amo ese moño verde que traes puesto hoy
Paró súbitamente después de terminar esa frase, tenía una sonrisa de estúpido en la cara, le pregunté el porqué del título de su libro, me miró por un momento y sus palabras salieron sin sonido de su boca, intento balbucear algo como "todavía no es el momento de responder esa pregunta". Guardó sus cosas, me invitó a caminar por el bosque en donde ya entraban los primeros rayos de luz, era impresionante la cantidad de rayos de luz que se reflejaban por todo el bosque pues había lentejuelas de todos los colores regadas por todo el suelo del bosque, sin embargo resaltaban dos colores en especial, verde y azul, parecía un aura boreal la neblina del bosque, ese color compensaba la ceguera causada por la misma neblina la cual no nos dejaba divisar el misterioso venir del bosque, solo se veían unos cuantos pasos adelante aunque con alguna dificultad. Caminamos un rato sin decir nada solo rotamos la pipa de tabaco de una mano a la otra e imaginábamos una historia con cada bocanada de humo al aire verde azulado, el humo parecía danzar junto a la maleta de Felipe, haciendo figuritas, un corazón humano anatómicamente perfecto, un ángel de la muerte con sus alas gigantes demasiado oscuro para mi gusto, yo como bufón prefiero los colores e imágenes vividas, mis bocanadas de humo hacían imágenes contrastando las de él, una caja de chocolates en forma de corazón, un ángel chiquito y totalmente puritano con arpa, así se pasó el tiempo, cuando fuimos a mirar atrás ya la neblina había ocultado el camino por donde veníamos no quedaba otra opción, los dos sabíamos que al salir del castillo era un viaje de ida sin regreso.
El bosque se hizo cada vez más espeso, en realidad no se podía ver absolutamente nada hacia adelante sin embargo Felipe iba con una expresión de completa satisfacción, como si supiera el lugar al cual nos dirigíamos, al caminar aproximadamente una hora llegamos a un pantano oscuro en un maltrecho infinito, el sonar de las piedras con el agua deja alucinar a cualquier campesino con un oasis aunque para mi compañero la felicidad tenía forma de pantano y de rana, la escena con la cual nos encontramos no era una escena habitual en ningún lugar del planeta ni en los más extraños resquicios del universo pues había un gato en la copa de un árbol gigante y una rana mirándolo desde abajo, no se apartaban la mirada en ningún momento era tan curioso que incluso llegaba a ser una pintura la cual no se podía cambiar, su propósito estaba cumplido. Felipe susurró una frase –compañía en soledad– resonó con tal eco que al parecer el gato y la rana entendieron, nos regalaron una sonrisa y justo después de aquel suceso tan perfecto hubo una tormenta enérgica de esas donde los rayos le recargan la energía a los vagabundos sin esperanza, esas que a los locos hacen reír por su gran poder mientras a los humanos normales hace entristecer por un amor no correspondido o simplemente por la falta de plástico recién impreso.
Una pintura ha de corresponder la escena, parece de niño sin técnica a lo sumo el pincel sabe coger, hoy Felipe me ha confesado que sus hojas son para una mujer cuyo nombre no me quiso decir ya que si me da el nombre seguramente me enamoraré de ella de la misma forma sin sentido que el joven muchacho, me dejó con curiosidad de conocer a aquella mujer tan inspiradora de letras mágicas felices tristes melancólicas divertidas o simplemente pasionales, soy un simple bufón nosotros en realidad no podemos ser tan allegados a alguien aunque con decir esto me engaño un poco puede ser ese veneno del pantano ¿no lo mencioné? El aire era de colores, de hecho un color predominaba de manera fuerte era un rojo sangre que hasta se podía oler en el ambiente, ironía oler el rojo sangre y no olerlo con la nariz sino olerlo con los ojos que funcionan como la entrada al universo de cada persona según me dijo Felipe hoy también, habló sobre como amaba ver aquellos ojos con un brillo celestial de felicidad o de manera opaca dando señales de alguna irregularidad, en mi cabeza empezaba a crecer la idea de que un día al conocer la musa de mi amigo me iba a terminar por enamorar yo de ella y a quedar sin nada al final.
La tormenta nos arrastró lejos del sitio donde nos encontrábamos así que nuestro rumbo parecía muy lejano e incluso las esperanzas decayeron, sólo se lograba divisar en el fondo del paisaje una torre muy grande de la cual provenía el sonido de un reloj en constante movimiento del segundero, una vez había yo escuchado de esta torre en cuentos de páginas blancas, esto significa cuentos de terror en mi pueblo natal, así que nunca me dejaron leerlos pues yo era un pequeño muy asustadizo sin una concepción marcada de realidad, según decían existía un cuarto con paredes rojas y luz roja también donde el universo se partía de construyendo cada partícula del mundo, dejando a quien esté adentro perdido por siempre en aquél espacio anacrónico. Callé todo para no asustar a Felipe por lo que continuamos nuestro camino sin perder tiempo, era momento de dormir ya estaba cayendo el sol, llegamos a la puerta gigante que estaba ligeramente abierta como era de suponerse sin embargo entramos sin miedo pues al parecer para mi compañero era totalmente normal encontrar tal lugar de aquella manera tan misteriosa, subimos las escaleras de madera rodeada por paredes coloreadas de gris. Se escuchaba en el tope de la torre una dulce melodía angelical, recordé que en el cuento de páginas blancas existía una dulce ninfa con características singulares su apariencia fría acompañada de actitud indiferente ocultaba la alegría de su sonrisa expuesta en sus ojos al momento de volar, cada escalón era un sonido música envidada por Bach y Mozart hasta que íbamos llegando divisando la puerta a unos pocos pasos. La música se había convertido en un piano jugando con altos y bajos como en un juego donde los altos incitan a los bajos a seguirlos, prometiéndoles satisfacción o bienestar en realidad no lo supe diferenciar pues al igual que mi compañero sentía mucha ansiedad de ver quién estaba tras la puerta.
Abrimos la puerta que evidentemente hace muchos años no aceitaba, era de esperarse en una torre tan antigua de estilo gótico, un pasó que dimos al tiempo hizo sonar el eco por toda la habitación ambientada por un arpa angelical y no adivinan quién la tocaba con delicadas manos de belleza pura. Felipe corrió ya que al final de la sala detrás de la hermosa ninfa divisaba su preciada manzana sin embargo antes de llegar a ella la ninfa lo tomo por el pecho con fuerza, se acercó sin temor determinada con paso seguro llevo sus labios a lo de Felipe el cual dejó caer su libro, ella lo besaba lentamente le mordía los labios sin mucha fuerza y yo rojo de los celos corrí por su libro, lo agarré y subí hasta el mecanismo del reloj. Los engranajes rodaban al ritmo de mi corazón, ellos llegaron detrás de mí con cara de sorprendidos, ella tiró desde sus manos un polvo extraño el cual al llegar a mis pulmones me hizo desmayarme simultáneamente dejándome en caída libre por toda la torre sin conciencia, sin embargo mi mente viajaba por otro lado.
Caí desde la playa hasta el cielo en reversa, en un suspiro recupere mi alma perdida dentro de la catarsis causada por aquella obra de arte con forma de rana descrita por Felipe, sinestesia pura al punto de gritar surrealismo aparente universo que no conozco y celo. Ya estaba loco, ya estaba enamorado de la musa de mi compañero. De pronto empecé a escuchar que llamaban a Felipe desesperadamente, pase mis manos por los ojos para aclarar la vista y resulta que repetían el nombre de Felipe mientras me miraban, yo solo divisaba aquella caricaturización del universo en la pared, era una caricatura de mafalda preguntando si el universo de un gusano era la manzana y su papá miraba el tv alegando que había escases de manzanas verdes. Junto a la cama había un libro “Conversaciones entre un gato curioso y una rana alucinógena”, miré a los ojos a quien llamaba a Felipe con desesperación y al mirarla todo cobró sentido, yo estaba loco eso era seguro mi locura le pertenecía a ella quien también me miraba, me envidiaba a mí mismo por estar enamorado de aquella mujer inmortal ¡incluso Romeo estaría celoso! Dije antes de sonreír acercándome para un beso.
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