Los soldados marchaban uno tras otro guiados por el ruido del motor, varios habían muerto de hipotermia y sus cuerpos a menos de 8 metros ya habían desaparecido por culpa de la niebla.
El camión se estacionó al lado de una gasolinera, no podían apagar el motor ya que este se congelaría al instante. Adentro de la típica tienda habían cerrado todo para encender una fogata, calentar los numerosos ropajes y a ellos mismos era la única función del fuego en ese tiempo, no se cocinaba y tampoco daba la luz suficiente como las linternas.
Un hombre quitaba hielo de la carabina mientras contaba las balas, otro se le acercó para darle un pañuelo.
- Ahora nos dirigiremos al campamento Fels. - decía el hombre mientras le pasaba el pañuelo.
- ¿Con los nazis? ¿Enserio? - preguntaba el que limpiaba la carabina - matarán a la mitad de nosotros.
- ¡Es mejor que morir todos! - gritó enojado el otro en respuesta.
Todo el mundo se le quedó mirando, enojado el hombre le quitó su pañuelo y se largó de la tienda, al abrir la puerta el frió apagó el fuego obligando a la gente a buscar objetos para quemar mientras cerraban la entrada.
Afuera el hombre del pañuelo sacaba un encendedor con el nombre grabado de "Esmeralda", lo sujetó con fuerza y lo lanzó para que desapareciera en la niebla, pero no se escuchó que cayera. El hombre se acercó con miedo mientras sacaba la pistola y pasaba el paño para sacarle el hielo a esta, escuchó un gruñido proseguido por un grito terrible.
Al interior de todos se movieron rápidamente vistiéndose con todas las casacas y sacos posibles, tomando las armas y quitandoles los últimos pedazos de hielo, la puerta era fuertemente golpeada y en las ventanas empañadas se veían las siluetas de los lobos tratando de entrar.
La puerta cayó, el fuego se apagó y los lobos entraron, varios gritos y disparos retumbaron los oídos de la gente al interior. Un hombre y una mujer corrieron al auto y se fueron mirando lo que dejaban atrás antes de que desapareciera por la niebla.
El hombre pasó un día sin dormir manejando por la carretera, se había congelado más rápido de lo esperado y el camión se deslizaba en cada curva por lo que había que tener extremo cuidado.
- ¿Cómo te llamas? - preguntaba la chica.
- Mike - respondió - ¿y tú?
- Eliza...
La chica fue interrumpida por un disparo, un par de luces se les acercaron mientras varias balas llegaban contra el camión hasta detenerlo, fueron rápidamente alcanzados.
Un jeep militar se estacionó a la vista de ellos, Mike buscaba la pistola pero ya estaba en la mira cuando recién la encontró. Un militar con máscara de gas les obligó a bajar y los arrodilló mientras les apuntaba con una extraña arma, varios militares de iguales uniformes conversaban entre ellos.
- Nos los llevamos - dijo uno de los militares que estaba conversando - apagó el motor del camión, ya no sirve.
- ¿Estas seguro? - preguntó el que los mantenía arrodillados
- Nos los llevamos como prisioneros - reía otro más - sirven como carne de cañón para los lobos.
Rápidamente el que los mantenía cautivos les amarró las manos y los subió al jeep bajo su vigilancia, el auto comenzó a moverse mientras se alejaba del camión. |