Carta para Zepol. Confesiones de un aficionado.

Amigo de esta parte de mi vida, déjame decirte que siempre te he admirado, que fuiste y SOS un norte para mi, he leído cosas sublimes de tu pluma y confieso que más de una vez me he sentido inhibido de escribir ante tanta lucidez. Pero superado ese complejo de inferioridad le di para adelante pues encontré en esta forma de expresión una manera casi fisiológica de limpiar mi cabeza de cosas que me atormentan.
Me escudo y excuso en mi muy mala memoria para no hacer citas sobre trabajos tuyos que he leído a través de estos años y que me han hecho reflexionar y han modificado en parte mi visión sobre la vida. Al fin de cuentas uno es lo que es por la suma o las faltas de experiencias vividas, y si bien se tiene una idea de cuales son esas experiencias es imposible recordarlas con exactitud, y mucho menos a todas. Pues bien, aunque no pueda citarte sólo si puedo decirte que leerte ha sido toda una experiencia.
Has escrito con inteligencia y pasión muy singular, y es eso lo que te ha hecho un grande para mucho de nosotros.
En lo personal me sucede que los hechos de la vida, sean gozosos o dolorosos, me empiezan a resonar en forma de palabras, y si no las saco empiezan a gritar hasta abrumarme, por lo que siento alivio y placer cuando escribo. Al contarte esta intimidad me doy cuenta que escribo, y no me importa como, sólo como una cuestión terapéutica, y no porque intente brillar ni gustar. Demás está decirte que es alargador recibir algunos elogios o muestras de cariño de compañeras/os de ruta, de alguna forma uno descubre que por alguna razón misteriosa lo que uno vomita termina afectando para bien o para mal a otros, y es ahí cuando uno siente que es un engranaje de una gran cosa y que no está sólo ni es tan insignificante lo que intenta poner uno en palabras. Al final de cuentas descubro que las palabras son las que pueden modificar a unos y a otros.
Saber que estás vos entre las personas que le han dedicado un tiempo a la lectura sobre lo que he escrito me llena de alegría, pues confieso que descubro en esto que algún valor tiene una parte de mi vida puesta en palabras y te lo agradezco.
Te deseo amigo Zepol mucha salud, no tanto dinero y amor en abundancia!
Ricardo.