Abrí los ojos lentamente. Lo primero que vi fue el follaje de los arboles, incontables ramas y hojas; ambas de color cafe, secas y polvorientas. Estaba recostado boca arriba entre la tierra y las raíces que sobre salen de los arboles cercanos. Me senté con mucho esfuerzo, me dolía la espalda y me costaba moverme, aun así lo hice.
Pude ver que estaba en un bosque, los arboles no me dejaban ver el cielo y se me era imposible saber que hora era, no era de noche al menos. Podía ver perfectamente, lo que mas me llamo la atención fueron los arboles. Estaban secos, pero no eran arboles muertos.
Por alguna razón estaba desnudo, no recordaba nada y por su puesto no tenia idea como había llegado ahí; “una gran fiesta” suele decir la gente en ocasiones como esta.
Me levante, sentí un aire fresco pero no tenia frío a pesar de no tener ropa. Mire hacia todos lados, no vi un sendero ni un camino por el cual seguir. Tampoco mire un rastro que pudiera haber dejado cuando llegué a ese lugar. A si que solo camine, camine y camine esperando llegar a algún lugar, y eventualmente pasó.
Llegue a un río, corría rápidamente y no se veía muy profundo. Me acerque, toque con el pulgar de mi pie el agua e inmediatamente grite fuertemente saltando hacia atrás. EL agua estaba hirviendo! por alguna razón no pude sentir el calor si no hasta que metí mi dedo en ella. Evidentemente no podría cruzar sin terminar cosido. Mire a los lados y entonces vi lo que parecía una pequeña casa de madera, casi estaba dentro del río, por su puesto decidí ir hacia ella.
Estaba a no mas de 50 metros, tarde unos 6 minutos en llegar. La puerta estaba abierta, entre sin preguntar y me di cuenta que no era una casa. Dentro había un balsa que, con un empujoncito saldría flotando por el río, un palo de madera estaba parado justo en el centro de la balsa, terminaba en un aro y atravezandolo, una soga que hiba desde una de las paredes hasta un árbol cruzando el río, esto claro, para que no se desvíe con la corriente. Junto a la balsa, estaba una pequeña mesita cafe de madera, a diferencia de todo lo de mas, esa mesita estaba limpia y reluciente. En ella, una hoja de papel y una lampara de baterías.
Tomé la hoja y la leí, decía lo siguiente:
Hola, se que en este momento debes estar muy confundido y debes tener muchas preguntas. A través de esta carta te contestare algunas de ellas, comenzando por la que mas debe correr por tu mente en este momento... Si, estas muerto. El lugar donde estas se llama “El bosque de las almas”, pero no te confundas, aquí no encontraras mas almas perdidas como tu, aquí solo estas tu. No te entristescas, aun no esta todo perdido, tienes la esperanza de volver a vivir. Delante tuyo esta un río, como quizá ya te diste cuenta, no se puede cruzar, excepto claro por la balsa en esta habitación. En el bosque del otro lado del río, iras econtrando señales que seguir. Siguelas, pues te llevaran a una puerta, que al cruzarla volverás a tu cuerpo y estarás vivo otra vez. Pero te advierto que del otro lado del río, el bosque esta lleno de oscuras criaturas, te atacaran, intentaran confundirte y harán todo lo que puedan para evitar que llegues a esa puerta. No puedo decirte lo que te pasaría si mueres otra vez intentando llegar a esa puerta, pues la verdad no lo se. A si que es tu decisión, si decides cruzarlo y tratar llegar a esa puerta, no lo olvides, la luz es la mejor arma contra esas criaturas y para eso es la lampara junto a esta carta.... Buena suerte.
No estaba seguro de que pensar, me senté junto a la balsa, mirando ese bosque al otro lado del río. Hasta |