las primeras luces llegaron
y consigo mi obstinada indiferencia
a las ultimas estrellas,
al rosado y celeste cielo
al peso del amor en mi esqueleto
convirtiendo en polvo a cada huesos
me encontré por el camino
la sombra de un gato despabilado,
a un gallo amanecido
a un perro entre los tachos
y me olvide de mis tormentos
de mis torturas aborrecidas
y por suerte que a cada paso
el cerebro fui apagando
y fije vista al camino
cada vez mas rápido, cada vez mas rápido
con ardor en los talones
llegue a la puerta mi casa
y como el sol no calentaba
me recosté entre los pastos
y soñé por un buen rato
un humo fino y azulado
también con risas, cerveza y labios
unos labios que mordía,
labios que me apuñalaban
entonces desperté,
desperté cerca de un puto medio día
había pan y vino sobre la mesa
y dos oscuras sillas vacías
Texto agregado el 29-08-2013, y leído por 237
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