Una vez me pregunte como se sentiría el amor verdadero, ese sentimiento que es reciproco pero a la vez egoísta… un sentimiento como ese a lo mejor era interesante; sin embargo me lo pregunte en un momento de mi vida en que saber eso era imposible… no solo era alguien egoísta y malicioso… no, no solo eso, también era mal intencionado y egocéntrico.
Desde que entre en mi adolescencia y me di cuenta de esos dulces placeres que proporciona la compañía femenina, no pude resistirme a probar de una en una, cada una de las diferentes mezclas de dulzor que tienen las mujeres. Estuve con cada prototipo… con las dulces, las amables, las tiernas, las agresivas… con las más atrevidas y lascivas… cada una me proporciono ratos emocionantes y divertidos, también me dieron el placer de tomar sus inocencias… cuan dulces eran todas, y también algo tontas… no tenía que hacer nada más que suspirar para que todas llegaran a mí, gracias a esa atención me había vuelto narcisista y frívolo, me di cuenta que todas me seguían por mi apariencia, por mi forma de caminar, por mis maneras al moverme y al hablar… en ese entonces estaba bien, solo necesitaba sexo y nada más. Pensé entonces que nada mas era de importancia para ser feliz, fue ahí que conocí a esa mujer… una delgada mujer de baja estatura, pálida tez, sutiles proporciones, fino rostro, grandes ojos de color marrón, boca y nariz pequeñas y delicadas… y su cabello, lacio y corto, de un color perfecto entre cobrizo y rubio. Esa mujer era todo lo contrario a las demás con quienes había salido; su actitud era reservada y extrañamente la veía reírse con los demás, sin embargo era amable, servicial y hermosa, muy hermosa. Nunca me había detenido a contemplar tanto la hermosura de una persona, sino hasta que ella apareció en mi camino; me volví un hombre diferente en aquel momento, me retire del mundano estilo de vida que llevaba y dedique cada espacio libre, cada minuto de descanso y sosiego, solo a admirarla, a verla sonreír con serenidad y ternura, a contemplar su esbelta silueta, su danzante y descontrolado cabello… dedique todo mi tiempo a ella, tanto fue así que incluso deje de pensar en mi mismo… Salí de mi circulo de comodidad solo para buscar estar al lado de ella… ella… cada día mas hermosa, cada día mas distinta a las demás… incluso verla cuando se estresaba por los trabajos escolares me deleitaba… me gustaba verla fruncir el ceño, era hermoso verla mirar al vacio con esa cálida expresión en sus ojos. Luego de observarla durante mucho tiempo decidí acercarme a ella, para mi sorpresa nos volvimos muy cercanos, ella me conto de sus problemas y también de sus logros, de sus metas y sueños… todo de ella lo compartió conmigo; su inocencia se hacía mas y mas grande ante mis ojos, su hermosura era deslumbrante, su voz era la más dulce de las melodías… era todo para mí, me había conquistado con su extraña y dividida personalidad, con sus lagrimas cuando lloraba en mis brazos y con su amplia y dulce sonrisa… la amaba, la amaba tanto que solo lo dije… no importaba si era rechazado una o mil veces, ella era mi primer amor y no planeaba dejarla escapar.
Luego de confesarme solo espere la respuesta, una lenta y amable respuesta. “Yo también te amo”… eso fue lo que respondió en aquel momento. Explicar la felicidad que me invadió en ese momento no puede ser posible, plasmar lo que sentí en palabras es complicado… simplemente fue la primera vez en mi vida que fui feliz; después de eso solo la abrace con fuerza y la bese… escuche el latir de su corazón y me deje hundir en ese momento a su lado… me deje llevar por ese sueño… por ese dulce sueño…
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