Carlos está sentado frente a la mesa de siempre en la cafetería. El mozo le sirve el tercer café. Él permanece absorto en sus pensamientos. Las pérdidas siempre le infundieron temor.
Se da cuenta de que faltan pocos minutos para la cita. Sabe que debe despedirse de otra, y sufre por anticipado. Pensar en el dolor lo paraliza.
Necesita tranquilizarse. No es la primera vez que tiene que enfrentar una situación como esta. Solamente hace falta valor.
Mira su reloj. Ha llegado la hora.
Se levanta, cruza la calle, entra al consultorio odontológico, ya resignado a perder una muela más.
Texto agregado el 28-08-2013, y leído por 422
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Lectores Opinan
27-10-2013
Inicias con un buen suspensa pero terminas con una broma, algo inusual, pero resultó grato. inkaswork
10-09-2013
Excelente. Genial.
Te felicito. Un abrazo. SOFIAMA
31-08-2013
El cuento es bueno pero el final de broma me hizo no entrar entre mis favoritos. Egon
31-08-2013
Jajajaja,aunque es una perdida,no pensé jamás en que fuera esa******
Me encantó
Victoria 6236013