En la oscuridad se iluminaban varias luces dejando ver los lados del camión y varios hombres esposados y un cura en medio.

- Ahora rezaremos por nuestras almas. - decía el cura.

- ¿Casi nos matas y ahora Dios nos quiere perdonar? - gritaba enojado un hombre. - ¿¡Como se puede ser tan hijo de pu...

La bala partió la cabeza en dos antes que terminara.

- En nombre del padre... el hijo y el espíritu santo - oraba el cura mientras guardaba el revolver.

- Padre nuestro que estas en los cielos... - todos comenzaron a rezar.

El camión se dirigía a una gran iglesia en el centro de cuatro pirámides, una gran cruz eléctrica se imponía en la cima del gigantesco edificio.

Varios hombres en blancas armaduras sacaban a los hombres del camión, con bastones eléctricos les arrodillaban uno a uno.

- El imperio de Benedicto XVI y su líder ha declarado sus actos de herejía perjudiciales para los fines de nuestra unión cristiana. - decía uno de los hombres de blanco.

- ¡Solo repartíamos libros! - gritaba uno de los cautivos - ¡para que la gente conozca otra versión!

- La opinión perdió voto hace mucho tiempo - decía el líder de las tropas blancas. - Amen... sin hombres.

Rápidamente los bastones golpearon a los herejes mientras electrizando sus cuerpos hasta la muerte, los gritos no llamaban mi la mas mínima piedad de los guardias blancos.