Mi cabeza se llena de vacíos últimamente. Llego a casa de mis parientes y no recuerdo de donde vine… Hago esfuerzos… Sé que llego del trabajo. Sé que salgo poco o nada. Leo algo mas que de costumbre, pero prefiero estar cuando hay energía en las calles… No sé cómo he llegado con sangre en mis puños. Recuerdo haberme encontrado con varios amigos del barrio y como no salgo a la calle, me provocó estar con ellos un rato. Recuerdo que tragos van y vienen. Uno que otro se ríe más de la cuenta y empieza a pegarle a todo el que encuentre. Yo miraba el cielo y la bulla que rociaban mis amigos. Quería irme, pues una mano me jalaba… No pude esta vez y seguí con ellos hasta que las luces del cielo brillaron de oscuridad. Todos empezamos a correr, todos, pero, no sé por qué me detuve y quise saber la razón. Miré hacia atrás y eran varios muchachos con palos en las manos… Llegaron hasta mí y me dieron de alma… Fue extraño pues a medida que mas me pegaban, menos me dolía… Reí de esta ocurrencia y luego ellos pararon… Me paré y les miré. Me sentí como un gigante ante enanos… “Váyanse”, les dije… Soltaron los palos y se fueron corriendo como su estuvieran delante del diablo… Les seguí hasta sentir que yo era una leopardo tras una presa… No recuerdo mas… Mis puños llenos de sangre y el dolor en todo mi pecho, y mi cabeza no la siento… Me he mirado en un espejo y tengo los ojos chinos y morados… Sangre por toda mi cara… Qué me ha pasado, pensé… La pelea, pero no la he sentido nada… El mañana suele ser la respuesta a muchas realidades, me hablaba el viejo que estaba parado a mi lado…
¿Qué haces acá?... En verdad estoy en todas partes, pero veo que aún sabes escuchar, por lo tanto, lees… Debes aprender a decir que no, es una lección de toda la vida… No sigas la manada, sigue tu camino… ¿Y cómo lo sabré?... Cuando sientas que te deslizas por la vida, ese es tu camino, y si sientes que hay obstáculos, eso significa que tienes que seguir adelante… El viejo empezó a diluirse con la mañana que florecía… Me lavé la cara y supe que debía descansar… Dormí y no tuve sueños, tan solo el dolor en los puños y en toda mi cabeza…
Salí de la cama muy temprano. Me bañé y me vestí rumbo a la librería. Nadie en casa se dio cuenta de mi presencia. Todos aún dormían… Me puse unos lentes en los ojos. Mi cuerpo era un dolor… Pero, tenía que seguir y a medida que caminaba hacia mi trabajo, sentí que me deslizaba como un tren… Miré al cielo y pude ver el perfil de cóndor del viejo… El dolor se iba diluyendo mas y mas… Mis dedos no. Estaba con tres dedos rotos… Pero, el dolor no pudo contener mi destino…
Entré a la librería y laboré como siempre. Llevaba uno que otro libro allá… Ordenaba las ediciones y tipo de literatura, historia, poesía, etc… Me gustaban más y mas los libros… Y sentía que ellos también… Había un buen ambiente de laburo… El día pasó hasta que llegó la hora del almuerzo. Nos trajeron algo y yo no pude abrir la boca… “Estoy mal de estómago”, me dije al administrador… Pasó la mañana, la tarde y ya en la noche, salí hacia mi casa… Tenía dinero, un poco no mas… Entré a un cine. La película era predecible, salí. Caminé por muchos lugares hasta llegar a mi casa…
Subí a mi cuarto y ya echado, miré la ventana y al borde de ella, estaba el viejo… Estoy loco, pensé… Es verdad, respondió una voz que se fue con el sonido de los autos y gritos de la noche… Dormí y mientras lo hacía, sentí dos manos sobre mi cabeza…

(continuará...)