Los libros no son como la experiencia de una pelea ni el amor de una mujer… Pero, cuando la soledad me invade, me llena de una dulce tristeza, como si hubiera muerto mi corazón… Y algo me calma, como si fuera un perro acariciado por las manos de un hombre… Y allí busco un libro o la música del viejo muerto… Lo abro y algo sucede… Dicen que uno enloquece cuando lee mucho, pero yo estoy loco desde que recuerdo, y el libro me vuelve cuerdo… Debe ser como un efecto reversible… Mis amigos les gustan salir de noche y buscar peleas o fiestas o porquerías… Yo me meto con ellos hasta que me canse… Eso de robar me excita, me eriza la piel, por eso me drogo o emborracho… La alegría frugal me tapa la conciencia que llega luego del final de cada periplo… La otra noche estuve pelando con un grupo del otro barrio. Les pegamos tanto que casi les matamos… Pero, eso de pegarle a otro como que me vuelve más animal… Por ello me drogo… Aunque eso no me limpia de nada… Mi alma pesa de basura más y mas… Pero, desde que el viejo nos dejó, algo me retiene… Como si una mano me tocara el hombro y me retuviera y dudo en seguir mi oscuro destino… Esa vez no les seguí, les dije que estaba con la pierna herida… Se fueron y yo volví a dormir con un libro en los brazos… A la mañana me contaron que uno de mis amigos había muerto… Creo que eso fue el viejo quien me avisó… Ya no quiero salir mucho… Por ello leo o miro la TV… Y si salgo, lo hago casi a escondidas… Busco una amiga y nos emperramos en su cama hasta que el sudor y el aburrimiento me jalan a otros lugares… Ella se queda dormida, con toda su pelambre embarrada de vida y su cuerpo sudado entre un laberinto de sábanas y frazadas y toallas… Me voy y siento que no tengo adónde ir…
Tuve que buscar un trabajo. Tengo cerca de veinte años y no se mas que leer y escribir. Terminé el colegio y nada mas… Del mundo sé mucho, pero del otro nada… Tan solo los libros… Conseguí uno en una vieja librería de la ciudad. Pagan poco, pero me aceptaron porque entiendo algo de ellos… Me quedo hasta el final… Es extraño, siento que estoy acompañado por algo… Luego de ver quién es, noté que una rata se estaba comiendo los libros… La perseguí durante toda la tarde hasta que nos encontramos frente a frente en un baño solitario y viejo de la librería ante todos los gritos del personal… Allí estaba la rata. Era tan gorda como la grupa de mi mujer… Me miraba agazapada… Lista para saltar hacia mí… Conozco de ratas… Cerré la puerta y supe que ella iba a saltar sobre mí… La miré a los ojos… Movía sus bigotes como una cucaracha… Estaba con las patas recogidas… De pronto sus ojos parecieron saltar de sus ojos y empezó a correr hacia mí… La miré y la vi saltar directo a mi cara… Apreté los puños y le di un manotazo. La sacudí y cayó hacia el otro rincón… Volvió a la carga y saltó enfurecida… Hice lo mismo una y otra vez hasta que noté que dos de sus patas estaban quebradas, y de su hocico brotaba un hilillo de sangre… Allí me le acerqué… Quiso moverse, pero no pudo, tan solo lanzaba gemidos de dolor… Cogí una caja y con un recogedor la metí dentro… Salí del baño ante los ojos de todos los libreros… ¡Qué sucio!, decían… Seguí mi camino y salí de la librería hasta llegar al basurero…. La iba echar, pero no sé por qué no lo hice… La llevé a mi barrio… La puse en un basurero y esperé… Noté que una manada de ratas se le iba una y otra vez hasta despedazarla… Volví a la librería y seguí mi laburo… Pero no he podido olvidar los ojos de la rata… Se parecen a los del viejo…
Cuando ha llegado la noche me he mirado al espejo y presiento que miles de ojos me observan tras la oscuridad de la noche. Enciendo una vela y no hay nada… Tan solo un cuarto, libros y una extraña presencia de un viejo muerto junto a una rata despedazada… Debo seguir en esta locura o refugiarme tras algo más… ¿Cómo será?

(continuará…)