Soy el típico ser pasivo y comprensivo que todos desean como amigo, el buen muchacho que todos los padres anhelan ver en sus hijos, el músico predilecto de la banda sonora de la vida, de alguna fiesta y de cualquier fin de semana sin alcohol de por medio. Pero no me hace feliz del todo.
Tengo mucho que decir pero intento callarlo, a nadie realmente le importa lo que desee o piense, sólo devuelven sus características frases de camaradería, diciendo que debo estar bien, que pasará, que debo ser y permanecer fuerte; les pregunto si fuerte como una roca y me dicen: No; fuerte en la medida necesaria. Intento serlo así pero vuelvo a sentir y fracaso en el esmero de sentirme mejor... ¡He ahí el dilema!, roca no puedo ser, mas debo estabilizar mis emociones y pensamientos, pero la gente me amolda, a su gusto lo hacen, ponen una pizca de "felicidad" artificial en mi boca con sabor a químicos y olor a muerte, convirtiéndome en una persona de bajo perfil, sin metas concretas, sólo respirando para sobrevivir a una vida poco apacible, sólo sobreviviendo un tiempo más para morir, para morir solo.
Los químicos me tranquilizan y me vuelven aún más irracional de lo que solía ser cuando intenté estar bien. No me salía mal del todo fingir una leve y poco suspicaz sonrisa. Aunque mi mente se sumergía en la cornisa del edificio más cercano.
Ya es muy tarde, me cuestan las rimas, el sueño me consume y mis pensamientos se van volviendo abstractos, la banda sonora de grillos y gatos por los tejados me esperan para pensar unos treinta minutos de buena forma, pero luego la prescripción médica de toda mi vida, surtirá efecto sólo para respirar. |