Déjame buscar tu nombre en el olvido
y hallar el camino que cruzaron mis manos
cuando la cruz del sur lloraba en tu mirada.
Déja que mi alma sea sangre hasta tu ausencia
y encuentre la nostalgia en mi silencio
porqué después de ti paso la angustia
dejando un temblor de lágrima en los dedos.
Devuélveme la voz que se durmió en tu oído
para llenar mi corazón, deshabitado
como una aldea sin campanas, ni árboles.
Devuélveme mi yo que tú lo tienes,
porque en ti yo vacié toda mi sangre
como un reloj de arena.
Para qué seguir hablando si tus manos se ataron
en una larga cabellera en donde yo jugaba
a buscar luceros, agua o espigas misteriosas
o blanda paja para inclinar mis sienes.
Texto agregado el 20-08-2013, y leído por 147
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