La genialidad al no tener un medio de salida constructivo, tiende a la destrucción
Primero actúa contra si misma, al sentirse opresa intentando liberarse; al no poder autodestruirse, porque posee un instinto básico de supervivencia; descubre en el acto destructivo, un medio de liberación y manipulación de su entorno el cual va expandiéndose conforme, comete cada uno de los actos; que le hacen sentirse libre.

En la actualidad, la genialidad patógena está presente; en todos los ámbitos y status sociales, prueba de ello, es la inseguridad en la que se vive y la corrupción que amenaza con destruirnos como familias y sociedades.

Es indudable, que la capacidad de raciocinio del hombre actual, ha llegado a un clímax inesperado, por si mismo; para el cual no se estaba preparado espiritualmente.

No podemos darle el carácter de racional, sólo al ser humano que usa su inteligencia para construir o simplemente no destruir.

Como tampoco podemos, llamar no inteligente al ser humano destructivo; que actúa contra la sociedad, de la cual proviene y forma parte.

La injusticia social; es la causante de la patología social, ya que al no proporcionar los medios adecuados; para las distintas formas de desarrollo humano, se torna represora del espíritu creativo; que en su lucha innata por la supervivencia, entra en un ciclo constructivo- destructivo.

El razonamiento superfluo del ser humano actual; que forma las grandes sociedades citadinas, es la causa directa de los patógenos rurales; al no proporcionarle los medios adecuados para su pleno desenvolvimiento humano, pero proporcionándole medios masivos de contaminación, tanto del campo como de quienes en él viven. Iniciando así el ciclo destructivo del campo y del mismo ser humano.

Estamos en la edad del mono, nos hemos estancado en ella, porque sólo imitamos a los que están en una posición aparentemente mejor que la nuestra.

Entre esos monos hay gorilas; que se han dado cuenta de su influencia; o que ni siquiera son conscientes de ella. Y no dejan de saciar su genialidad inventando una y otra cosa que nos ofrecen como un servicio o algo útil.

Lo peor de todo esto es que luego se quejan de la inseguridad que existe en el mundo, y no tienen idea de cómo detenerla.

La raíz es la respuesta, hay que cortarse el cordón umbilical, hay que dejar de querer de ser como nuestros forzados padres y comenzar a ser nosotros mismos. ¿Quiénes son esos forzados padres? Esos que se llaman conquistadores y que vinieron dizque a cristianizar el dizque nuevo mundo.
Todos tenemos un conquistador dentro. Y ellos tienen también uno en su interior.
Los de abajo admiran a los de arriba, pero los de arriba nos temen a los de abajo.
¿Por qué será? Podría ser por incomprensión. Quizás. Debe ser eso, se le teme a lo desconocido. O tal vez, se le teme al recuerdo.
Les diré una cosa también aquí entre,
nosotros abajito, nos tememos unos a otros y nos respetamos, bajo ciertas reglas tácitas de convivencia. Si me preguntan si deseo ser rica entre los pobres o pobre entre los ricos, me quedo con lo primero como estoy. Me siento más segura.
Es sólo una idea, ya que es mi forma de analizar las sociedades y las suciedades también. Todos tenemos preguntas qué hacernos, y a veces no nos damos el tiempo para plantearnos esas preguntas. Nos perdemos en el placer, que nos ciega, y que se vuelve adicción.