ENTROMETIDA Y ENCIMA DESPISTADA…

Visto y escuchado ayer en la mesa de al lado en una confitería céntrica:

-¡Ay chicas! Casi nos las reconozco con ese nuevo look que tienen, pero están divinas las dos...
yo estoy de paso, pero vean qué casualidad encontrarlas por acá…
-Es que a veces necesitamos estar solas y tranquilas para hablar de nuestras cosas...
¡Ay sííí!, pero cuánto hace que no las veo siendo que vivimos las tres tan cerquita, parece mentira. -Puede pasar. Estábamos por levantarnos pero igual sentate que pedimos otra vuelta de café..
-¡Ay sí, gracias chicas! Entonces cuéntenme algo de ustedes, cómo les está yendo por esta vida.
Bien, justamente estamos por viajar a Buenos Aires para comprar toda la ropa que nos está faltando. ¿Así? Y porqué allá. Está muy cara por acá, o es que no consiguen nada que les quede al cuerpo.
Yo te lo voy a explicar mejor: Vamos a comprar mercadería al por mayor para revender al público.
¡Ay si! ¡No me digan que van abrir un negocio de modas en el barrio que me muero de alegría yá!
Vos no estás enterada de nada pero hace rato que estamos vendiendo a pedido, y a tu domicilio.
¡Ahh!¿Y no es complicado eso; no se invaden si pueden llegar a las mismas clientas...?
No querida, saben como trabajamos; que ella vende la ropa de día y yo vendo la ropa de noche.
¡Ay no por Dios! ¡Cómo te animás a salir con esta inseguridad que hay ahora…!

Dos pocillos a medio beber que chocan con sus respectivos platillos suenan muy fuerte.