El cansancio y la angustia no impedían seguir su camino hacia aquel encuentro. Mas allá de los árboles amontonados y del estrecho puente de madera, estaba lo que ella más anhelaba.
Para Milen , era necesario llegar aprisa . Atada entre lo divino y lo perverso, su ímpetu no conciliaba razón alguna.
Estando allí, entre las luces, la música , y el éxtasis, ella se entregó por completo al sonido breve de los amores .En la sofocante noche y vencida por la pasión y deseo , caía en los brazos de quien sería por esta vez su amado.
Sus perfectos labios sugerentes , y fulgurantes, su perfilada nariz y sus ojos grandes de mirada dulce , la hacían la musa perfecta , dueña de la gala.
A sus 23 años , su suave sonrisa , prometía mucho más que un dócil deseo.
Ella vencería toda prohibición y prejuicio.
Entre danzas y miradas , los besos fueron el preludio para desenvolver al fin , toda pasión contenida...
Acostada y desnuda , con su piel húmeda y tersa, miraba un trozo de luna que se colaba por la ventana. Y en su mente repasaba una y otra vez los momentos intensos que hasta hace poco la habían hecho estremecer.Así con sus manos acariciaba sus hermosos pechos , hasta llegar hasta lo más suyo, en donde daba un suspiro que rayaba en un suave gemido...
Un poco antes de que saliera el sol , Milen como siempre encendía dos velas y de rodillas oraba en perfecta comunión entre el cielo y la tierra en aquella pequeña capilla.
Son las seis y media de la mañana y allí esta Milen con su pulcro hábito de la hermandad, del convento La Divina Pastora... |