La calle bulliciosa se ha callado,
La madrugada avanza lentamente,
El silencio se ocupa de mi mente,
Dejándome el sentido aletargado.

San Lorenzo y agosto conjurados,
Las estrellas se suicidan dulcemente,
Cayendo ante mis ojos cual torrente,
De rojos y de azules combinados.

Ante la inmensidad de este portento,
No sé si lo soñé o estoy despierto,
Hipnotizado me tiene el firmamento.

Un universo de luces desbordado,
y ni un solo pincel para plasmarlo,
Ni el del pobre pintor desorejado.