Ain
La tenue luz llegaba desde la pequeña ventana, yo me limitaba a pasear de un lado a otro del pasillo, sabía muy bien que cuando entrara los nervios no debían traicionarme, pues las advertencias habían sido muy claras:
- No acercarme a ella
- No tocarla
- No poner nada a su alcance que la refleje
- Y lo más importante no salir hasta que se me indique
No sé muy bien porque me han advertido esto, no creo que haya sido tan grave en su última crisis apenas si salió con unos cuantos rasguños, estaba ensimismado en estas cavilaciones cuando la puerta del dormitorio se abrió de ella salió la hermana de mi prometida y el Doctor Arteaga, viejo conocido mío y de la familia, comenzaron a hablar en voz baja no alcanzaba a oír lo que decían debido a que me encontraba del otro lado del pasillo al acercarme dejaron de conversar y de nueva cuenta me repitieron todo lo que no debía hacer, lentamente se alejaron hacia la cocina dejándome en la entrada del cuarto. En un momento miles de posibilidades e ideas pasaron por mi mente pero solo una fue la que hizo que se erizara mi piel y me dejo petrificado justo en el momento que giraba la perilla para entrar “que pasaría si me diera miedo” rápidamente retire el pensamiento de mí ser y entre, ella se encontraba de espaldas a mí de inmediato pude notar que la ubicación de los muebles había cambiado, de repente una voz rasposa y seca rompió el silencio preguntando.
-¿Eres tú? Yo solo le respondí
-Claro quien más podría ser
Entonces escuche de nuevo su voz que me pedía amablemente que apagara la luz aquí pude darme cuenta que más que una voz parecía un balbuceo silbado nada parecido a lo que alguna vez había salido de su boca pues al parecer el mayor daño lo sufrió en sus cuerdas bucales, inmediatamente intente acercar una silla para sentarme a un costado de la cama, ella volvió a hablar con ese tono metálico y seco que ahora poseía, me ordeno sentarme detrás de ella donde no pudiera verla, yo insistí un poco en sentarme a su lado pero la verdad tampoco tenía muchas ganas de hacerlo así que opte por obedecer pues su voz me comenzaba a producir cierto malestar. Después de acomodar la silla camine hacia el interruptor de luz y la apague en ese instante comencé a escuchar risas discretas como si fueran susurros dichos a mi oído, un escalofrió me hizo reír y por primera vez desde que la conocí le sentí miedo, reponiéndome un poco a la repentina obscuridad avance hacia mi silla, me aferre fuertemente a su respaldo y comencé a decir:
-Tenía muchas ganas de verte desde hace más de una semana eh venido a buscarte y no me han permitido pasar, de hecho hoy tuve que esperar varias horas antes de poder mirarte
Entonces escuche un shhhh… pues las canciones de los niños no llegan a mis oídos
-¿Que dices?
- Que guardes silencio… pues los niños cantan y me gusta escucharlos.
Me di cuenta que estaba en medio de una de sus crisis, guarde silencio y tome asiento poco a poco recordé como la conocí. Era un día lluvioso como siempre vagabundeaba por las calles de la ciudad tratando de conseguir una buena fotografía para mi colección, pasaba por el Parque central cuando mi mirada se dirigió justo hacia los columpios pues en medio de la lluvia se encontraba una chica columpiándose sola, me acerque y le pregunte si se encontraba bien, ella se abalanzo sobre mí y se aferró a mis brazos con todas sus fuerzas y me susurro “Por favor nunca me dejes sola”
-Oye sigues ahí
-Claro solo escuchaba cantar a los niños
-Entonces también los escuchas, verdad que da mucha paz
- Por supuesto en verdad es gratificante escucharlos
-Quería verte desde hace mucho, me has dejado sola por mucho tiempo y prometiste con el corazón no dejarme solita ¡sabes que la soledad me da miedo!
-Lo sé pero no me permitían verte
-Esa no es excusa tu debiste haberme cuidado, ahora mira lo que ha pasado por tu culpa
En ese instante estiro un poco su brazo y pude ver cómo estaba recubierto de vendas, me acerque y apreté sus dedos hasta el punto de que la venda se comenzó a teñir de rojo, rápidamente di un salto hacia atrás
-Tranquilo no pasa nada, solo fueron unos rasguños
Rápidamente me repuse y me dispuse a abrazarla, cuando escuche como un grito desgarrador salía de su garganta
Entonces me aleje de la cama e intente correr hacia la puerta cuando me dijo:
-Pensé que me amabas ¿a dónde vas? acaso me tienes miedo.
Suspire profundamente, avance hacia mi silla y le conteste
-No es miedo solo pensé que te sucedía algo y quería llamar a alguien
Después de estas palabras todo se quedó en silencio, la atmosfera me parecía a cada momento más pesada pues su presencia tenía algo que me inquietaba de sobremanera aun así le amaba demasiado pues a lo largo de casi tres años le había acompañado y cuidado pese a todas los problemas que hemos tenido que enfrentar sobre todo por su enfermedad que poco a poco la va deteriorando.
Entre meditaciones y silencio pasaron casi 15 minutos cuando por fin escuchaba que decía:
-Es la hora ya estamos listos, claro que es la hora nada podrá cambiarlo
-¿Qué es lo que dices?
-Ven, recuéstate en mis piernas sabes que eso me tranquiliza mucho
Esas palabras desataron en mi mente una oleada de recuerdos sobretodo recordé una de tantas notitas que me había entregado día con día desde que la conocí, la del recuerdo era una muy peculiar y decía así:
El suspiro que preceda a mi muerte
Estará impregnado de tu esencia
Así como la última lágrima que vierta
Estará impregnada de mi alma.
De esta manera la soledad no nos alcanzara
Te amo
Con los ojos cerrados me acerque a su lecho y me recosté en sus piernas estaban tan frías que hicieron que temblara un poco, lentamente fui abriendo los ojos hasta toparme frente a frente con su rostro esto me causo un impacto bastante profundo pues de aquel rostro que podía describir sin verlo no quedaba casi nada, en su lugar se apreciaban grandes cicatrices distribuidas por las mejillas, unas cuantas gasas en donde debía estar la nariz y un parche que cubría su ojo derecho además de una boca bastante maltrecha por diversas heridas que estaban abiertas, la única parte que no había sufrido daños aparentes era la frente pues su piel estaba completamente tersa como siempre lo había estado, yo no podía salir aun del shock de verla así cuando su mano derecha se acercó a mi frente y suavemente comenzó a juguetear con mi cabello al mismo tiempo me pregunto
-¿dime aun te parezco bonita?
Con esta pregunta me quede helado no sabía que contestar entonces sentí como algo mojaba mi cara, me di cuenta que se trataban de sus lágrimas que caían copiosamente por el único ojo visible que conservaba, sin contestar nada me acerque aún más y bese su frente tan sutilmente como la primera vez que lo hice, fuertemente me rodeo con sus brazos y me dijo:
-Te amo, te amo tanto pero no puedes seguir conmigo tienes que irte muy muy lejos, tan lejos donde no pueda dolerte
Quería protestar decirle que eso no pasaría pero fue en ese instante cuando sentí como algo frio comenzaba a atravesar mi piel una y otra vez hasta que caí de frente sobre de ella.
Poco a poco sentí como la sangre corría por mi espalda lo cual me provoco bastante frio, intente incorporarme pero ella me dijo
-Tranquilo solo escucha:
-Lo siento amor pero este mundo no es tan grande como para huir de nuestro amor y fue la única forma que se me ocurrió para poderte ver feliz, no te preocupes pronto estaré contigo pues como te prometí no te dejaría solo y te aseguro que esta vez no será tan doloroso.
Fui cerrando los ojos mientras sonreía y solo pude atinar a decirle:
-Te amo Ain
En ese momento fue cuando perdí conciencia de todo lo que ocurrió después.
Hasta que desperté en un hospital comencé a gritar como desesperado pues quería verla una enfermera entro y me dijo tranquilo en un momento vendrán a revisarlo.
Inmediatamente entro en la habitación un doctor que me puso al tanto de lo que sucedió, no podía creerlo simplemente estaba solo ella se había ido, llore, grite, me revolqué del dolor pero nada podía cambiar simplemente tenía que aceptar que ese te amo había sido el final.
Pasaron los días y yo me deprimía más y más en la cama del hospital hasta que me dieron de alta, lo primero que hice fue venir al panteón a contarle todo lo que había pasado en los últimos días, además de pedirle perdón por no acompañarla, volví a llorar, me sentía tan solo que inclusive me recosté sobre su tumba pues quería sentir su calor, ese primer día dormí aquí al pie de su lapida y así pasaron varios días hasta que poco a poco fui asimilando mi soledad entonces adquirí una rutina llegar a las 2:00 pm e irme a las 8:00 pm hora que cierra el panteón.
Suspiro profundamente se secó las lágrimas y por fin me dijo:
-Bueno joven creo que le he contado detalles innecesarios del por qué me llaman él “Loco del panteón” así que dígame que más quiere que le cuente o que le responda pues según yo no tengo más que decir después de haberle contado toda mi vida.
-Todavía me queda una duda si la ha amado tanto y le prometió morir con ella si era necesario porque aún sigue de pie frente a esta tumba después de tantos años.
-Sabe una vieja leyenda cuenta que días antes de morir Dios se nos presenta en sueños y nos pregunta que quien será nuestro compañero para saltar al vacío entonces esta persona se nos presenta en sueños, ambos se toman de la mano se ponen frente a frente y el que está próximo a morir le pregunta al otro que si está listo, si este le responde afirmativamente se sueltan las manos y Dios marca a ambos pues uno de los dos se tiene que ir pero esto asegura que cuando ambos mueran tendrán una eternidad juntos.
-Y desde hace 50 años estoy esperando ese sueño pues estoy seguro que mi niña lo tuvo por eso ese último día susurro que estábamos listos.
Después de eso me aleje de la tumba camine hacia la salida del panteón casi al salir voltee y pude ver como aquel anciano se arrodillaba como si clamara al cielo por algo y esa fue la primera y la última vez que mire al viejo Suyai pero estoy seguro que continua de pie frente a su amada.
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