COLCHÓN ROSA
Capitulo 1 de 3
Los alquilados.
Un trozo de carne decorado con fango, envuelto en un colchón de color rosa triste, inundaba la madrugada del cuatro de junio de 2012, con su fétido olor a muerte. Parecía que el pecado germinado, se vanagloriaba en un humedal del barrio Kennedy al sur occidente de Bogotá. Unos jóvenes de blue jeans anchos, con gorras de los Yankees de new York y de los medias rojas de Boston, amantes del "elixir jamaiquino", protestaron en un profundo silencio por el angustiante aroma a carroña, que terminaba con la rutina, anhelante de la alborada. Y fue por esto, que después de pasar, un poco el "viaje setentero" de la Cannabis. Los imberbes llamaron a los a los "tombos" como se le dice en la calle bogotana-cachaca a los hombre de verde trabajadores de la policía.
Poco tiempo seguido a la primera estrofa, los investigadores acordonaron lo que parecía ser la inauguración de un cementerio, y los pocos fumadores fueron de un solo grito enviados a sus casas. El olor cada vez, lastimaba con más fuerza el alma y las fosas nasales y para nasales. Por la pudrición tan inhumana, procedente del vertedero de agua negra, que esa noche era dueña de un ébano más profundo contrastante con la silenciosa luna llena que se ahogada en el líquido, intentando así consolar a la finada.
Entre fotos propias de los periódicos sanguinarios de a un cuarto de dólar el ejemplar, por que más barato no se puede, además de la búsqueda de pistas que parecían no estar por ninguna parte, y listones amarillos de eso que salen en la películas de Steven Seagal, que obligan a no pasar a nadie, como si alguien deseara hacerlo o como si algún humilde obrero regalaría unas gotas de su poco sueño, para perder oliendo el sendero de la morgue. Y así broto la más gris de las mañanas rolas.
Eran las 7:15 AM, el bullicio de la contaminación sonora y respiratoria de la tierra capitaleña, decoraba, la revelación que daría el deseo, si esa palabra se permite en este contexto, por escribir esta historia, que tanto dolió a los colombianos. Demostrando que la maldad se reinventa y logra arrancar el dolor mas etéreo, hasta en aquellos indiferentes a la violencia.
El cuerpo de una mujer, sin manos, sin piernas sin cabeza o cuello, fue arrancada del colchón rosa. Como ya les he dicho y diferente a otros muertos, los espectadores eran pocos, sin duda el sabor a pudrición en la lengua de los policías, alejaba a los clientes del morbo. Pocas horas después, la carne inerte se marcho a un lugar más digno para un mortal. Y el colchón rosa, sería el único testigo, al que los detectives, usando todas sus estrategias de escuela, obligarían a hablar, arrancando entre silencios, el nombre o el ADN, de su cómplice en ese crimen. Propio de las hienas.
Una semana paso, y la vida siguió, aunque, "la vida siguió" es un término inservible, para cualquiera que allá sentido la muerte entre sus manos, al enterar a un familiar. Pero indiferente a mis palabras filantrópicas. ¡Sí! la vida continúo sin que se pidiera.
Marcela Clavijo escribiría otras páginas de este relato, con su denuncia, por la desaparición de su hermana, Matilde Clavijo Betancur. Parecía ser que, para los técnicos de medicina legal, podrían darle un nombre oficial al cuerpo mutilado, el más "famoso" que había estado en las neveras del demonio. Marcela Clavijo, regalo un poco de su sangre para poder cotejar con el mapa genético de la víctima, y fue así que un par de días después, el llanto fue necesario para poder intentar lavar tanto dolor, era oficial. La mujer denunciada como desaparecida en el barrio Kennedy era Matilde Clavijo, una mujer de sesenta años de edad viuda desde hacía cuatro años y heredera de la pensión de ECOPETROL, que su marido había ganado después de 25 años de trabajo, arrancando oro negro de la tierra Barrancabermeja, ricas del jugo fósil. Matilde vivía sola en una casa bastante amplia, quien dedicaba su vida a una labor bastante común en Bogotá, arrendar habitaciones amobladas a estudiantes universitarios.
Los investigadores de la fiscalía, ente acusador en Colombia, en conjunto con los señores tombos, de inmediato, con el aval de la única familiar de la víctima, sospecharon de los alquilados. Pero en esos días de junio todos estaban de vacaciones estudiantiles, razón que alejaba a cada uno de los "muchachos" del barrio Kennedy, y los devolvía a sus lugares de origen. solo hasta mitades de julio, estas personas volverían.
El CTI utilizando lo mas "moderno" en tecnología criminalista, hizo pruebas fluorescentes en busca de sangre, y para dolor de Marcela Clavijo y la alegría del cuerpo técnico de investigaciones, la casa estaba llena de sangre, o de lo que fue sangre, perfectamente lavada hasta en el más pequeño de los rincones. Pero como el pecado siempre se descubre hasta en su más perfecta de las formas, los químicos escribían un capitulo descabellado en la retórica de mi escrito.
Parafraseando un poco el dictamen que reposa en la fiscalía general. narro lo siguiente, -Matilde Clavijo fue asesinada en su propia cocina, y desmembrada igual que un ave de corral, en el mesón del mismo lugar. Rastros de sus dedos y sus brazos ensangrentados, se dispersaban por toda la primera planta y por las escaleras que conducían al segundo y tercer piso de la vivienda. De sus piernas poco se sabe, pero es obvio que después de ser mutiladas de su tronco, debieron ser ingresadas a alguna especie de bolsa, porque solo en el lugar de la muerte se pudieron encortar vestigios de estas extremidades. De la cabeza se puede decir lo más trágico de este párrafo, al parecer utilizando unas sillas, como lo que sería arcos de futbol, se utilizo esta parte del cuerpo como balón para "jugar" esta popular disciplina. A esta última conclusión se llega, al observar un buen número, de manchas lineales, por todo el segundo piso del lugar, propias de algo en apariencia esférico al rodar en una superficie plana-.
"Escribir estas líneas anteriores demuestra dos cosas. La primera, el nivel de animalismo de un ser o unos seres vivos no tiene techo, y la segunda cosa, no es más que decir, que somos la especie que más se flagélela a sí misma con una barbarie inagotable, siendo la única "pensante" de este planeta".
Marcela Clavijo acuso públicamente a los cuatro inquilinos de la señora Matilde Clavijo su hermana por este hecho, de inmediato las autoridades capturaron en Cali, Barranquilla, Ibagué y Medellín a Daniel medina de 20 años de edad oriundo de la primera ciudad, a rosa Martínez, procedente de Barranquilla a Gerardo lora de Ibagué Tolima y a Jairo Vélez, nacido en medallo o Medellín.
Todos los colombianos creyéndose abogados y procedentes de las vegas, hacían sus defensas y sus apuestas, para... |