Estoy casi dormido
pero siento como el cielo
se convierte en una eterna negrura,
y los pájaros abandonan por siempre
sus nidos, para despedirse, marcharse
y anidar la inmensa ola de neblina
aun entre mis sabanas
siento como el espacio se entristece,
como tiembla la tierra
y los arboles lloran
y sus lagrimas son las hojas
que besan tus pies,
los pies del hombre,
mientras que sin saberlo
decoran este suelo con su muerte
nadie parece afligirse
y nadie parece notarlo
pero las montañas y los ríos,
y los perros callejeros y los gatos
y las ratas de la basura y las de tu casa
y el rocío, el frío, el alba
el ardiente desierto y las cuevas heladas
las arterias, las venas, la sangre
las manos, la lengua, los huesos
y el fuerte corazón que late y late,
no sufren y se quejan porque
se aproxime el silencioso
fuego del juicio final
la magnate presencia del fin,
si no mas bien por el simple tormento
de esta misera permanencia
y yo acá mientras dormido,
casi dormido, debería pensar dos veces
si levantarme de este tibio
y solitario refugio
en el que se a convertido mi cama.
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