Somos los animales que habitamos con ustedes, los humanos, en el globo terráqueo. Somos muy desgraciados porque no sabemos por qué nos reproducimos, somos ignorantes con respecto a eso, copulamos porque es nuestro instinto y no tenemos una razón tan elevada como la humanidad. Nos preocupa que no nos cuidan, nos maltratan, nos asesinan y si pudiéramos ya nos hubiéramos extinguido por voluntad propia, pero no podemos, porque no tenemos la capacidad de controlar nuestra naturaleza, estamos cegados por la intuición reproductiva. Extrañamente a los bípedos les pasa lo mismo, teniendo un raciocinio, no lo utilizan para entender que no deben procrear, se comportan igual que nosotros, copulan como los perros o los cerdos; ¿Quién los va a parar? Parece ser que nadie los va a detener.

Compartimos terminaciones nerviosas en todo el cuerpo, ¿por qué nos hacen sufrir tanto? ¿qué les hicimos? Sentimos las mismas sensaciones que puede llegar a sentir un ser humano, no les pedimos que nos adoren o que nos exalten como dioses, de la manera que han hecho en países como La India, tenemos una aspiración mayor, no les exigimos que nos rindan culto, pues eso no los ayuda en nada en la tragedia que viven junto a nosotros.

Les vamos a contar lo que piensan los toros cuando los llevan a las plazas, ellos creen que los van a honrar por tener cuernos poderosos o que los van a venerar por ser grandes y fuertes y salen al ruedo con mucha alegría, pensando que los asistentes celebrarán su presencia; entonces llega el torero con su muleta y empieza a burlarse del animal, el toro considera que es un juego y le sigue la corriente al hombre, cuando de repente un estoque penetra en su piel y empieza el desangramiento, sus ojos se oscurecen y quieren llorar, pero el toro no quiere aceptar que están haciendo un circo con su muerte, mira alrededor y se da cuenta de que los espectadores aplauden y se levantan de sus sillas, no lo puede creer, pero no se da por vencido, sigue pensando que debe ser que algo salió mal.

Nuevamente el torero juega con el animal y le pone otro estoque en su espalda, así sucede una y otra vez, hasta que el toro no puede más, su sangre se ha derramado por todo el lugar y se ha decepcionado de sus compañeros humanos, ahora sólo le queda morir, pero tampoco lo dejan, el público y el toreador quieren seguir jugando, así alargan su agonía por un buen rato. De esta forma, hemos visto su crueldad con nosotros, sus ansias de matar nos han dejado atónitos, y aunque, por ejemplo, los canes son muy amigos de algunos de ustedes, la verdad es que estamos cansados de ver como muchos no entienden que también sentimos la desesperación y el dolor, así como cada humano también puede sentir eso.

Lo único que nos falta es hablar, pero nos comunicamos de otras maneras, pues no somos tan inteligentes como el homo sapiens sapiens, cuya sabiduría la han empleado para asesinarnos y comernos. Lo que queremos pedirles, les suplicamos, es que usen su razonamiento, primero les rogamos que nos esterilicen a todos, pues hemos sido muy infortunados al nacer y la única manera de abolir nuestra agonía es a través de nuestra extinción; y lo segundo, es que a través de su intelecto dense cuenta de que ustedes tampoco deben seguir existiendo, pues de acuerdo a fundamentos racionales, su existencia no tiene sentido, a no ser que consideren que la carnicería que han montado deba continuar.