Ella es mía como lo es el aire que respiro como el compás de los latidos que atraviesan mi pecho cuando miro sus ojos y escucho un te quiero. Es mía como la sangre burbujeando en mis venas como las húmedas gotas de rocío que cubren abrazando mi piel cuando ella roza mi cuerpo. Es mía no porque me pertenezca ni porque sea parte de mi es mía porque la quiero. Sería mía aunque no lo fuera, solo porque mi corazón la reclama.
Texto agregado el 10-08-2013, y leído por 213 visitantes. (3 votos)