Un cuarto oscuro y el brillo de dos ojos que apenas se mantienen abiertos...
Todo huele a tristeza y sabe a amargura.
Si alguna vez pensé quererte tanto y quise pensar que amarte sería solo pensarte a cada instante… fuí tan cobarde.
Una vela se ha encendido con el brillo de una lágrima fugitiva que a su paso ha dejado un delgado surco en el rostro mismo del dolor.
En vano he querido ser en ti un pedazo de esperanza. En vano he pretendido llenar tu vida de flores de papel y corazones de aluminio. Pero no ha sido inútil amarte, pues a diferencia tuya, mi amor, yo si he vivido.
Una copa de cristal se ha llenado con las últimas gotas de una botella de vino, entre el humo inquieto de un cigarrillo.
El difuso reflejo de dos pupilas quieren dibujarse en la copa y un alma casi gastada quiere descansar en el vino.
Tus recuerdos golpean duro pero no matan, y lo que no mata, como dijo aquel, te hace mas fuerte.
Y por eso te digo ahora que en mi memoria no se ha pintado una elegía, sino un verso sólo; un verso ahogado en vino.
Mi verso no te llama, no te pide que vuelvas, mas espera de ti lo que una flor del rocío…