Todos los días a su lado doy todo lo que puedo, todos los días echado en su pechos le expreso mis sentimientos con estas palabras que tratan de acariciar su corazón, todos los días la hago sentir como lo que es, bajo mi mirada, ese ser que alegra los días y le saca una sonrisa con cada palabra a este humilde escritor. Sin embargo, esa chica ha cambiado, ya no me besa como solía hacerlo, ya no me acaricia las mejillas con sus delicadas manos al besarme como era su costumbre, ya no me dice que me ama con la pasión que me enamoraba. Esta chica ha cambiado, antes era la luz de mi ser, cual antorcha a la mitad del más oscuro bosque lleno de temibles animales salvajes sedientos de sangre; sin embargo, ahora se ha convertido en el motivo de millones de lágrimas y noches sin dormir. Cada vez que está conmigo, siento que no es así, siento que abrazo un cadáver sin calor alguno, siento que estoy solo, de nuevo.

Tal vez me arriesgué demasiado al dejarla entrar, rebuscar y explorar todo lo que había en mí, en aquel tiempo, en el cual lo único que hacía era escribir acerca de esa chica que me había encantado como en cuento de hadas, no lo sé. Tal vez fue un error demostrarle todo lo que sentí en algún momento, no lo sé. A veces cariñosa, otras indiferente y algunas más el amor de mi vida. Es una lástima que, únicamente, se demuestren los sentimientos, aparentemente, verdaderos en situaciones extremas, cual ruleta que no giraría si es que su dueño no tocase, he ahí su naturaleza; lo único que deseo es satisfacer una pregunta y así ser feliz como solía serlo, ¿Me amas cual yo te amo a ti, querida?