Ojalá se supieran las razones de el porque la locura es tan constante en algunas personas, me incluyo dentro de ese "limitado" grupo de personas que se atascan de libros, de conocimiento como si aquello fuera una droga imposible de dejar. Leo, escribo, pinto, dibujo, compongo; en fin, creo. La locura siempre esta presente; la siento, camina sobre mi, camina en mi carne; bebe y corre en mi sangre. Así como las sombras, siempre presente; así como la muerte que viene a visitarme una que otra vez, con despecho algunas; con cariño otras. Al caer la enfermedad estoy de rodillas y las cosas se presentan como un camafeo del siglo XVII bañado en tinta china, ocultando los rostros de quienes me miran y me cuidan desde el otro lado; porque eso si, estoy del otro lado del espejo...Siempre.
Y ahí, preparo mis extraños brebajes llenos de saliva, de palabras y de extrañas sonrisas, gestos y muecas que se ven perdidas en los ojos esmeralda de quien me vigila, de quien toma mi mano; aquella que "alma mater" invoca los demonios y los despierta con un vejo de inocencia, sueños infantiles pintados de rúbricas antiguas. Así beberé de ese ajenjo de esos labios negros; cayendo en la antesala de la cordura, jugueteando con ella y tentándola; más sin embargo jamás dejándola capturarme, porque YO soy la locura, y la cordura esta extinta.
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