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Los Vientos del Sur


Como pasa el tiempo, y cuantas dichas y desdichas hemos pasado, pero lo que sí sé, que nunca podré olvidar aquella noche de verano, de 19...,. Al igual que en cada ciudad suele ocurrir, al anochecer iba asiduamente con mis amigos, a una de las plazas mas concurridas de mi ciudad, para poder así mitigar con el frescor de los jardines recién regados y la frescura de la noche, el calor sufrido del día. Aquella plaza, era zona de encuentro, de tertulias y de noviazgos, entre familias, amigos, vecinos y enamorados, aun recuerdo en mi memoria, voces, risas y esos olores tan característicos que se nos quedan grabados en lo más profundo de cada uno, y que de vez en cuando nos hacen recordar tiempos pasados. Uno de ellos que más recuerdo particularmente, es el olor que desprende la flor de jazmín, aroma intenso y a la vez delicado, flor que tanto las mujeres como las adolescentes, arrancaban de su tallo para aromatizar estancias, ropas y más de una ponérsela en sus enrevesados cabellos, como tal cual gitanillas fueran.

Aquella noche cálida de verano, no podré olvidarla. Al lado de nosotros, había una reunión de cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, todos ancianos visiblemente, estaban charlando profunda y animadamente de algo, que en aquel momento no llegaba a entender, aunque hubiera una corta distancia ente ellos y yo. Era curioso ver, como el semblante de estos ancianos, castigados su piel con el paso del tiempo tosca y arrugada, había algo que me llamaba poderosamente la atención, los observaba y a cada minuto que pasaba se veían cada vez mas animados en su tertulia, hasta que me di cuenta, que era lo que me dejaba atónito viendo sus rostros, vi sus ojos, eran sus ojos, los de cada uno, tenían un brillo singular, se notaba vida, ilusión y alegría, que no correspondían a la edad que tenían, parecían rejuvenecer. Sé que estaban reviviendo con su tertulia tiempos pasados, pero sus ojos delataban, como si el tiempo, se hubiera estancado en un momento determinado de su vida y no querían borrarlo de su memoria.

La curiosidad me embargaba cada vez más, les oía decir algo -...... del Sur- a cada uno y ellos sonreían como si fueran adolescentes, cada vez me acercaba mas a ellos disimuladamente, quería saber que era lo que decían. Parecía que no querían que nadie, se enterara de su conversación, era como si se contaran un secreto vivido por ellos, hasta que sin darme cuenta estaba sentado al lado de uno de ellos, disimulaba mirando hacia otro lado, pero pendiente de su conversación, quería saber porque estaban tan felices. Al darse cuenta de mi presencia, uno de los cuatro, llamo la atención con un guiño y con un movimiento de cabeza a los demás, avisándoles con ello de mi presencia. Les miraba de reojo, dándome cuenta, de que ellos, a la vez me miraban y seguían sonriendo. El que tanto hablaba -..... del Sur.- y el que más lejos de los cuatro estaba de mí, me dijo, ¿ Tienes curiosidad?, Le respondí como si no fuera conmigo el asunto – Sí-. Se miraron entre ellos, él dijo – Ha llegado.- y beneplácitamente este anciano, alargo su brazo y con su mano, me indico que me acercara a su lado, dude en un primer momento por vergüenza mas que por temor, pero la curiosidad pudo conmigo, me acerque a él, con gesto bondadoso y apartándose a un lado su compañero y él, me dijo –Ven y siéntate aquí con nosotros.- Mire a los demás y vi que como movían la cabeza diciéndome que si, me senté en ese banco en forma de media luna, estaba sentado en medio de los cuatro, los dos hombres a mi derecha y las dos mujeres a mi izquierda, tal era la forma de ese banco, que no había que girar mucho la cabeza, a ambos lados, para ver sus rostros.

Aunque con el paso del tiempo, cada uno de estos ancianos, tenia una pecurialidad diferente, el primero de mi derecha, su cabello era rubio, con ojos negros y sobriedad en su mirada, el que estaba a su lado tenía el cabello negro y canoso, con ojos verdes, penetrantes en su mirada. La mujer de la izquierda, que estaba a mi lado, aunque anciana era bella, su pelo color plata, sus ojos azules daban tranquilidad con su mirada. La otra mujer que estaba a mi izquierda, tenía el pelo color castaño, sus ojos marrones, esperanzándola era su mirada. Al estar con ellos, allí sentado, me invadió, en mi ser, paz y tranquilidad, los observaba y notaba que querían hablar conmigo, estaban impacientes, deseosos, como si quisieran compartir conmigo algo. El anciano, de pelo rubio, me pregunto.-¿Quieres saberlo?- Le mire y le dije un rotundo –Si-, hubo una pausa de tiempo, que no podría determinar, les vi mirarse ente ellos, pero eso sí, sin dejar de sonreír. La anciana, de pelo castaño, me pregunto -¿ Estas seguro, niño?, ¿Lo escuchaste?.- la mire, y vi que ella me miraba con cariño, en esos momentos, se empezó a escuchar al final de la plaza, en un rincón difusamente iluminado los acordes de una guitarra española, el hombre que la tocaba, estaba de pie era alto y nos miraba a los cinco, su música era bonita, aunque triste y nostálgica. Volví a mirar a la mujer y le dije – Si, escuche, del Sur-. Se volvieron a mirar pero esta vez, estaban aliviados, se les notaba en sus rostros. La mujer de mi izquierda, la que tenía el cabello de color plata, me abrazo con sus brazos, conque ternura lo hizo, la mire y vi como de sus ojos azules, brotaban sendas lágrimas, me dijo, - Niño, te estábamos esperando, ven aquí conmigo.- Pensé, ¿que me estaban esperando?, si yo no los conozco de nada, ni ellos a mí. Me eché en su regazo, me rodeo con un brazo mi hombro y puso su mano sobre mi pecho y con los dedos de la otra mano, me acariciaba el pelo, me dijo, - Tranquilo y escucha.-, la otra mujer se sentó también a mi lado y me cogió una mano, me la apretó con cariño entre las suyas, solamente me miraba y aquella guitarra seguía sonando en el rincón de la plaza.

El hombre anciano de pelo canoso y negro, empezó a hablarme, -Sabemos, que escuchaste unas palabras nuestras, pero no estábamos seguros hasta ahora, nos alegramos de que hayas venido hasta nosotros, escucha atentamente, estamos esperando a que lleguen, tenemos poco tiempo-. Tras una pausa, le pregunte.-¿quiénes vienen?.- Él dijo, - los que te acompañaran, siempre, te dirán, como estará, si esta feliz, si esta triste, si ríe, si llora, te susurraran sus sentimientos, serán ellos, los Vientos del Sur, amigos nuestros, son inquietos, pero a la vez nobles, mensajeros de nuevas. Inquieto, me pregunte, quien era ¿Los Vientos del Sur?. Mire a la anciana de pelo de color plata, que con sus dedos, seguían acariciando mi pelo, me dijo.- Mi niño, no te preocupes, ellos te dirán lo que nosotros no podemos decirte por ahora, solo debes de entender estas palabras, que nunca debes de olvidar y podrás saber quienes somos y porque-. Mire a sus ojos y aunque seguía llorando, me parecía la mujer más bella que había visto. Tras una breve pausa, el anciano de pelo rubio, me dice, - Ellos harán, que os conozcáis deberás comprenderlos, pero te aviso que ellos, te traerán aventuras y desventuras, tristeza, amor, penas y alegrías, pero después de todo os conoceréis, pero deberás de interpretarlos, nunca tengas temor de ellos. La anciana de pelo castaño, sonriendo, me dijeron, - Es verdad no les temas, ellos te dirán lo que nosotros, no podremos decirte.- Llevo mi mano a sus labios y la beso con cariño. En esos momentos, el hombre que tocaba la guitarra, comenzó a cantar, lo hacía delicadamente, como si nadie quisiera que lo escuchara, pero a pesar de la distancia, su canción la podía escuchar perfectamente, que triste pero a la vez esperanzadola era su letra, él seguía mirándonos y sonreía, su rostro era bien distinto a su canción, reflejaba felicidad, volví a mira a los ancianos y ellos tenían el mismo semblante de felicidad. De reojo, alguien me llamo la atención, vi a una niña que bailaba delante del que tocaba la guitarra y cantaba, me incorpore, ante mi sorpresa, la veía bailando al son de la música, la miraba, ella se movía con gracia, movía sus brazos y sus manos majestuosamente, se divertía bailando, con la luz tenue del rincón, podía ver su piel morena y como su pelo se agitaba en el aire al ritmo de la canción, no pude aguantar más y decidido, fui a acercarme a ella. A mitad, de camino, me gire y vi a los cuatro ancianos, que me decían – si -, seguí andando, para acercarme más a esa niña, los ancianos me seguían hablando pero no los escuchaba, estaba pendiente de la niña. De repente, oí las voces de mis amigos, que me decían, - vente, que nos vamos -, en esos instantes se empezó a mover las ramas de los árboles y de las palmeras, mire a mi derecha y le dije, - esperad un momento- mientras seguía avanzando, deje de escuchar la canción y al mirar, a ese rincón de la plaza, no estaban en el rincón, ni el hombre que cantaba ni esa graciosa niña, se habían ido, vi como el polvillo del suelo se levantaba con el aire y venía hacia mi, cerré los ojos, y note como me acaricio, cuando paso, volví a abrir los ojos y vi como esa luz tenue, que iluminaba el rincón, se apagaba. Aún seguía, escuchando a los ancianos, me gire y vi que ellos me decían adiós con sus manos, levante el brazo para decirles adiós y les dije, - No, esperad-, de inmediato oí, - venga, que nos vamos ya- eran mis amigos, les mire y les dije, - si, ya voy- volví a mirar donde estaban los ancianos y ellos no estaban, nervioso, mire en todas direcciones, pensaba, ¿Dónde se habían metido estos ancianos?, ¿Cómo podía ser, que se habían ido tan rápido?, con la mirada seguí buscándolos, a ver si los encontraba, pero nada, ninguna señal de ellos, allí en medio de la plaza, me inundaba la incertidumbre, de repente ese viento volvió, jugueteaba con las ramas de los árboles, note que se acercaba otra vez, volví a escuchar la voz de aquella bella anciana del pelo de color de plata, que me decía, - Niño mío, serénate, estará, recuerda lo que te dijimos, y cuando quieras verme y consolarte, mira al cielo y me veras. Como darte paz y amor, si ahora no lo entiendes, recuerda y comprenderás, deja pasar el tiempo, para saber lo que hoy te hemos dicho, no olvides nunca, esta noche sabrás más.- Se hizo el silencio y cuando el viento se fue, de mis ojos cayeron lagrimas, pero estaba tranquilo.

Me fui con mis amigos, hacia mi casa, mientras andábamos, ellos me decían alternativamente, - Te has pasado las horas, sentado en aquel banco, allí solo, veíamos que estabas sonriendo, ¿adonde ibas tan rápido, hacia el otro lado de la plaza? – les dije – a bailar con una niña, que vi, porque ella lo estaba haciendo, se divertía y reía mucho, con la música, que aquel hombre tocaba con su guitarra y cantaba, ella me dijo con su mano que me acercara-. Hubo unos minutos de silencio, y me dijeron- ¿Qué música, si en toda la noche, la única música que se ha escuchado ha sido la de los grillos?, no hemos oído nada, Será cosa del calor que ha hecho hoy, ¿Estas bien?- contrariado les dije- si, estoy bien-. Cada vez comprendía menos, pensaba- ¿Cómo que ellos no han oído ni visto nada?. Al llegar, a casa, me dispuse a acostarme, estaba triste.

En la oscuridad, de la noche, imaginaba a la niña, como movía sus brazos y sus manos, su sonrisa, su alegría, su pelo, me quede durmiendo, imaginando que bien lo hubiéramos pasado los dos juntos, si hubiera bailado con ella. Entre sueños, volví a ver a los cuatro ancianos, recordé lo que ellos me dijeron, cuando yo me acercaba a la niña que bailaba en la plaza. El del pelo canoso y negro, me decía, - Cuando este ella conmigo, la arropare con mis aguas, lo mismo que haré contigo, cuando me veas, la mimare igual, que lo hago con mi amada, la tierra. Con mi brisa, le diré a los Vientos del Sur, que yo, el mediterráneo, estaré con ella, dándole libertad y sosiego. Se callo sonriendo. La anciana de pelo castaño, me dijo – Cuando ella este conmigo, la arropare con lo que necesite, flores, paisajes, aromas, etc., dándole cobijo y vida, lo mismo haré contigo, al igual que lo hago con mi amado, el mediterráneo.- La mujer, callo sonriendo. El anciano de pelo rubio, me dijo a continuación, -a ella le daré, lo más hondo de mi ser, el calor de mi corazón, el mismo que te daré a ti, dándole luz y tranquilidad, al igual que hago con mi amada, la luna.- Callo y sonrió.

De repente, escuche la canción de aquel hombre, que tocaba la guitarra en la plaza, vi a la niña bailar, lo hacía con desparpajo, mientras sonreía. La letra decía así:

Niño, mira como ríe esta niña
Tú estarás con ella
Y ella contigo.

Ellos cuatro y yo
Os traeremos a los dos
Lo que nosotros ansiadamente buscamos
Vuestro querer
Entenderéis, el amor de la tierra con el mediterráneo,
Entenderéis, el amor de la luna con el sol,
Porque nosotros estaremos mimando
Vuestro querer.

Paciencia y compresión
Os llevaremos lo mejor de vosotros,
Debéis de entenderlo
Porque nadie lo entendería
Somos los Vientos del Sur
No tendréis temor
Con nosotros no habrá fronteras
Para vuestro querer.

Niño, mira como ríe esta niña
Tú estarás con ella
Y ella contigo.


Entre la niña y yo, se interpuso ella, nos llamo a los dos, estaba sentada elegantemente, nos acercamos junto a ella, con su brazo derecho, abrazo a la niña y con el izquierdo me abrazo, con ternura nos acerco a su pecho, y dijo –Sentidlo, es mi corazón, late con fuerza, lo mismo que hará el vuestro cuando os juntéis, velare por vosotros, os traeré sosiego en la noche, os arropare como hago ahora, como desearía hacerlo con mi amor, el Sol, para que en vuestras noches desaparezca la soledad. Cada noche que me veáis, habladme los dos, decidme vuestras alegrías y vuestras penas, no estéis tristes, porque con la ayuda de Los Vientos del Sur, os diré lo que pensáis, cada uno.- Inclino la cabeza, primero hacia la niña y le dio un beso en su cabello, y le dijo, - Niña mía, estará contigo.- Seguidamente, me miro y le vi sus ojos, ella, la luna, no lloraba, se inclino y me beso el cabello, me dijo- Niño mío, ella estará contigo-. Mire a la niña y sonreímos los dos, nos mirábamos, que dicha, estaba a su lado. De repente, me desperté, mire la habitación buscando a la niña, pero lo que notaba dentro de la habitación, era el reflejo de la luz de la luna, reflejada en la pared del patio de luces, di un salto de la cama y corrí hacia el balcón, mire al cielo y allí estaba ella, la luna, la vi radiante, estaba feliz y no lloraba, en el centro de ella me parecía verla, sonreía y bailaba, era ella, la niña, lloré pero de alegría y le dije a la luna, - Ya se quienes sois los Vientos del Sur, empiezo a entender, no olvidaré y decirte a ti, que siempre estaré-.

El transcurrir de los años, me ha hecho entender y comprender, quienes eran los Vientos del Sur y lo que me decían. No podré olvidar esa noche, en la que ellos hablaron y cantaron, tanto a la niña como a mí. Comprendí, como con su cariño, el mediterráneo acaricia, a su amada, la tierra, y que cuando él se muestra triste y melancólico, se pone bravo, lanzando hacia las playas y acantilados, grandes olas como si fueran brazos gigantescos, con los que poder abrazar a su amada, con la ayuda del viento. Y como ella la tierra, acoge esos vigorosos abrazos, para que la acaricien y mimen. Comprendí, el porque del atardecer y del anochecer, son momentos en los que el sol, al amanecer, extiende sus manos, para así, con sus manos llenas de cariño, coger las de su amada la luna. Al anochecer, la luna, intenta con sus manos, coger con cariño, las de su amado, el Sol. De vez en cuando el viento, trae las nubes tanto de día como de noche, para que no veamos la tristeza de los dos, y cuando llueve, realmente son las lágrimas de ellos, son sus penar y su nostalgia. Pero sé que ellos se reúnen, se dice que cuando la luna es nueva, es porque la tierra se interpone entre ellos dos, pero me dicen los Vientos del Sur que no es así, que ella es cuando esta con él. Cuando la luna es nueva, la veo feliz, porque sabe que le queda menos tiempo para reunirse con él. Le hablo, a la luna de la niña, de que la echo de menos, y que pienso en ella, sé que ellos, se lo dicen, porque ellos me dicen como esta la niña, y me dicen su sentir, sus alegrías, sus penas......

Así que nunca, pude imaginar, el poder de las palabras hasta ahora, aunque sabía que existía este poder, lo utilice inconscientemente, pero no me daba cuenta de ello, ahora sé que a mucha gente hice feliz y le recordé momentos inolvidables, y a otra gente, muchos menos, sé que le hice daño y por ello estaré arrepentido de hacerlo, porque inconscientemente, olvide que somos humanos. Desde hace tiempo, había desaparecido u olvidado en mi ser, muchos sentimientos, ¿Por qué? , quizás no haya analizado el porque, pero solo sé que la vida es injusta y cruel, lo sé por experiencia, te hace que el corazón, se te endurezca y no te des cuenta de que alrededor de tu mundo, existe un universo lleno de vida y sobre todo lleno de sentimientos paralelos, tristeza, alegría, odio, amor, desesperación, esperanza, desilusión, ilusión, crueldad, ternura, etc.....

Me encontré con los Vientos del Sur, que me susurraban en mi ser, ese mundo que había olvidado, lo volví a encontrar, en un sitio que es impersonal e inhumano, el cual se ha transformado, en un sitio lleno de calor y de vida, sobre todo de sentimientos olvidados en un rincón de mi ser. Fueron ellos, los Vientos del Sur, los que me han traído hacia a ti. Si tú, estábamos pasando momentos malos y difíciles, y ellos han hecho lo posible, para que nuestros caminos, se cruzaran y entrelazarán. Los Vientos del Sur, me han traído tú persona, aunque he de serte sincero, no me importa tú físico, solamente tú ser, ellos me dicen como juegan majestuosamente, con tú cabello negro azabache, cuando recorres tú ciudad por sus calles, sus callejuelas sus plazas, sus playas y su puerto, me trajeron también la ternura de tú mirada, diciéndome lo bondadoso que es tú ser y el gran corazoncito que tienes, me trajeron la vitalidad de tú sonrisa, expresando así la fuerza de tu carácter.

El atardecer con su sol, la noche con su luna y estrellas, el mar con su brisa, las nubes con su lluvia, la tierra con sus margaritas, son cómplices, junto con los Vientos del Sur, de cuando llega el momento en el cual, nuestras manos se cogen y nuestros dedos se entrelazan, haciendo mas fuerte nuestra unión. Nos llevan a nuestro rinconcillo, confesionario sincero y puro de nuestra amistad, nos trae nuestra música y a nuestras amistades, cómplices de los que nos pasa en nuestro entorno diariamente. Ellos, los Vientos del Sur, nos hacen revivir nuestra adolescencia, con nuestros temores y alegrías. Inmadurez no, creo que más bien son las ganas de vivir, el de quitarnos también esa falsa fachada que tenemos que poner hacia los demás, mostrándonos tal y como somos. Sé que te transmiten, tranquilidad, paz, alegría, dulzura, comprensión y un largo etcéteras de sentimientos, lo sé, porque me los transmites estos sentimientos ocultos, que hasta ahora tenía olvidados dentro de mi ser. Cada vez que nos vemos, solo sé decirte, que nadie absolutamente nadie, lo entendería, solamente tú, yo y los Vientos del Sur, que esta magia no se quiebre, ni tenga fisuras, y sobre todo de que nadie interceda en ello, que siga siendo pura. Me gustaría, decirle egoístamente a la maquina del tiempo, fatal invento, que no sea tan egoísta con nosotros y que cada vez que nos veamos, mira a otro lado, para que así ralentize, cada hora, cada minuto, cada segundo, para estar junto a ti y darte lo más positivo que hay en mi ser. Y como te dije, antes rubia de mía, nadie lo entendería, prima de mi alma, te entiendo más de lo que crees y que el egoísmo de la maquina del tiempo se transforme en entendimiento puro y que llegara un día, de cualquier año, en que te miraré a tus ojos y te podré decir: ¡ Hola, rubia! , ¿Cómo estas?.


Mientras llegue ese momento, sabemos de nuestro querer sincero, sé que no nos fallaremos, nos apoyaremos el uno en el otro, aprenderemos a conocer nuestros mundos, a conocernos entre nosotros, a saber convivir y compartir, lo de ambos. Habrá momentos, en los que compartir, sea algo duro y difícil, por nuestros sentimientos más profundos, pero nuestra confianza entre los dos, lo hará más liviano y más dulce, e intentaremos y haremos lo posible por cicatrizar heridas de lo más profundo de nuestro ser, pero el tiempo hará quitarnos muchas barreras en este aspecto, el que pensara si le digo esto o aquello, etc. , porque, esta pasando, y es realmente precioso, el poder hablar y que te escuche, te entienda y sienta por ti, aunque haya un poco de vergüenza, que el tiempo la quitara seguro. Compartimos, Secretos de Miel y Vientos del Sur, gracias a ti, has demostrado muchas cosas, decisión, seguridad, ternura, cariño y valentía por tú parte, al hacerlo. Son sitios, en donde hablamos de nuestras cosas, y es nuestro, si, lo dijiste, de nadie más, solamente tú y yo. Al conocernos, sabemos que hemos tenido suerte en que nuestros caminos se hayan cruzado, con una simple mirada de uno hacia otro y sabemos rápidamente que algo nos pasa, aunque sea mínimo, pero lo sabemos, aunque no queramos decirlo en un primer momento, sabemos que algo hay, esto lo hace posible el no tener dudas y el de tener confianza mutuamente. Solo sé, que cuando estoy con mi niña, me siento afortunado de haberla conocido (no habría nada absolutamente nada, material conque poder pagarlo), disfrutamos cada momento que nos vemos, sea para hablar del tiempo o hablar de nosotros, porque sabemos que estamos ahí, el uno para el otro, sin egoísmo alguno, porque nos entendemos, nos arropamos, nos preocupamos, nos mimamos, nos queremos, nos echamos de menos cuando no nos vemos, si yo soy el sol, ella es el cielo que me arropa o al revés, es así, por ti, porque te lo mereces y nos lo merecemos, por ser nosotros mismos sin tapujos, porque en algún rincón de este universo, hay alguien que te quiere, niña mía. Recuerda, siempre, sino existe esta palabra la pondremos, tenlo por seguro.

Hay una canción, cuya letra dice así:


Siente mi amor


Siente mi amor.


Siente mi amor.


Una historia sin tiempo,
Que no tiene fin.
Un amor como el nuestro,
Ni hoy, ni nunca podrá morir.
Quiero ser en tu alma, un momento feliz.
Te amare por siempre,
Viviré dentro de ti.

En los días de dolor,
Siente mi amor.
Que vendrá con el viento,
Que vendrá con el sol.
En los ojos de Dios,
Lejos de ti,
Me verás en sueños, sentirás mis besos,
Me oirás reír.


Si te sientes solo,
Y estas en silencio.
Piensa en mis caricias,
Y en nuestros secretos.
Quiero ser en tu alma, un momento feliz.
Te amare por siempre,
Viviré dentro de ti.

En los días de dolor,
Siente mi amor.
Que vendrá con el viento,
Que vendrá con el sol.
En los ojos de Dios,
Lejos de ti,
Me verás en sueños, sentirás mis besos,
Me oirás reír.


Me oirás reír.


Siente mi amor.










Continuara.......................


Texto agregado el 16-08-2004, y leído por 130 visitantes. (0 votos)


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